NUESTRA tierra, ancha tierra, soledades,
se pobló de rumores, brazos, bocas.
Una callada sílaba iba ardiendo,
congregando la rosa clandestina,
hasta que las praderas trepidaron
cubiertas de metales y galopes.
Fue dura la verdad como un arado.
Rompió la tierra, estableció el deseo,hundió sus propagandas germinalesy nació en la secreta primavera.Fue callada su flor, fue rechazadasu reunión de luz, fue combatidala levadura colectiva, el besode las banderas escondidas,pero surgió rompiendo las paredes,apartando las cárceles del suelo.
El pueblo oscuro fue su copa,recibió la substancia rechazada,la propagó en los límites marítimos,la machacó en morteros indomables.Y salió con las páginas golpeadasy con la primavera en el camino.Hora de ayer, hora de mediodía,hora de hoy otra vez, hora esperadaentre el minuto muerto y el que nace,en la erizada edad de la mentira.
Patria, naciste de los leñadores,de hijos sin bautizar, de carpinteros,de los que dieron como un ave extrañauna gota de sangre voladora,y hoy nacerás de nuevo duramentedesde donde el traidor y el carcelerote creen para siempre sumergida.
Hoy nacerás del pueblo como entonces.
Hoy saldrás del carbón y del rocío.Hoy llegarás a sacudir las puertascon manos maltratadas,con pedazosde alma sobreviviente, con racimosde miradas que no extinguió la muerte,con herramientas hurañasarmadas bajo los harapos.
PABLO NERUDA