“Una mirada de Izquierda para
la construcción de poder local.”
La creciente conflictividad social expresada
en diversas manifestaciones de amplia convocatoria ciudadana, tienen origen en una
creciente insatisfacción enraizada en postergaciones históricas, que se intensifican
dada la percepción mayoritaria de la paradoja de un país que crece
económicamente, pero que consolida la desigualdad.
Este malestar ciudadano da cuenta de
la insuficiencia estructural del neoliberalismo dominante para resolver las
expectativas crecientes de igualdad y justicia social, democracia y
participación, y que se expresan en complejas dimensiones de la realidad
nacional que deben ser abordadas de manera integral. Hoy, resolver las demandas
de desarrollo local e igualdad en regiones apartadas como Aysén, Calama o Copiapó,
supone un abordaje refundacional del cuerpo de normas y fundamentos regresivos en
los que se ha sustentado la sociedad Chilena por cerca de 40 años.
Al respecto, el papel de la dictadura
en el plano de las políticas públicas fue decisivo en la instalación de una
forzosa y arbitraria división administrativa tanto regional como municipal que,
junto con fragmentar identidades y dinámicas territoriales, media y amortigua
la demanda ciudadana local, dificultando la accesibilidad al Estado central y a
interlocutores con poder de decisión en lo local y regional. En lo municipal, el
resultado ha sido un modelo de gestión política en el que se distorsiona el rol
y la responsabilidad de la autoridad municipal y se desfigura la voluntad
popular, promoviendo por la vía de los hechos una creciente distancia entre los
intereses y las fórmulas de resolución de conflictos por parte de los
representantes políticos y las crecientes expectativas de la ciudadanía.
El papel desplegado por los otrora
gobiernos de la Concertación
en su prolongado pacto de gobernabilidad con la derecha, combinó una política
pública orientada a la profundización de la lógica neoliberal para la
gobernabilidad local y una pasividad y falta de énfasis para la transformación
de las instituciones. La atomización del tejido comunitario y el clientelismo con
los dirigentes sociales se antepusieron a la satisfacción de demandas en el
plano colectivo y con énfasis social. Ello ha sido caldo de cultivo para la
“lavinización” de la política local, marcada y antecedida por años de
asistencialismo y clientelismo municipal y que ha permeado la gestión de los
distintos actores políticos a nivel municipal.
En la misma dirección, las dos
reformas municipales impulsadas por estos gobiernos no abordaron los
principales déficits de la institucionalidad municipal, no dando respuesta al problema
de fondo, que no es otro que la ausencia de Gobiernos Locales con atribuciones,
recursos y competencias para el impulso de un efectivo y equivalente desarrollo
para todas las comunas del país.
El papel de la derecha en estos dos
años de gobierno ha estado marcado por persistentes esfuerzos para reeditar el
pacto de gobernabilidad política de la pasada transición que tantos réditos les
proporcionó, pero con una impronta en la que se acentúa el sentido neoliberal
de la institución municipal. En coherencia con dicha representación, la actual propuesta
de reforma municipal (ver mensaje presidencial 454-359 ) ingresada al
parlamento por el ejecutivo, junto con dar continuidad a una ideologizada
agenda para la “modernización de los
municipios” -desde la perspectiva de limitar el crecimiento del Estado para
el ejercicio del gobierno público-, enfatiza una creciente despolitización del
rol y función de las autoridades locales y de forma contradictoria un
incremento del componente tecnocrático de la gestión pública, cuyo propósito
sería limitar la respuesta política frente a urgencias y necesidades sociales.
En estos 22 años de gobiernos post
dictadura, hemos conocido el esfuerzo y la voluntad de algunos alcaldes y
concejales de inspiración democrática para resistir los embates de esta
degradación de la política. Sin embargo, su voluntad transformadora se ha visto
obstaculizada con una arquitectura política pensada y diseñada para la exclusión,
una extendida falta de voluntad política de quienes han ejercido la conducción
del país, y la propia cooptación institucional de la que han sido parte tanto alcaldes
como concejales.
Sin embargo, tenemos el convencimiento
de asistir al final de una era política caracterizada por un proceso
acumulativo en el que primó, no obstante resistencias legítimas y éticas de
algunos sectores, una generalizada desafección política hacia la voluntad
ciudadana, que obliga a revisar los fundamentos de la democracia. El abuso y la
postergación por mucho tiempo fueron obviados e invisibilizados en función de
una creciente cobertura de servicios públicos carentes de regulación y control
social; dicha fórmula de gobernabilidad hoy es ampliamente rechazada.
Es bajo las condiciones antes descritas,
es decir, de consolidación de un modelo residual en materia de participación e
inclusión, pero a la vez de progresiva ruptura social con los significados que
dicha institucionalidad conlleva, que emerge una nueva realidad nacional que
exige una mirada actualizada y una nueva perspectiva que promueva y garantice
más Estado pero, a la vez, más
participación vinculante.
Así, las próximas elecciones
municipales representan como nunca antes un momento decisivo que en parte
definirá, desde el plano institucional, la profundidad y velocidad del proceso
democratizador que tensiona la convivencia en Chile. Este desafío político exige
al conjunto de la oposición un programa de transformaciones sólido y ambicioso
que en la modalidad de propuesta y/o demanda política aborde los principales
focos de transformación y democratización en el espacio local. No se trata sólo
de intervenir en la normativa municipal existente para generar más
representación e incrementar la participación, sino que revisar con mirada
crítica el sentido de los municipios en Chile, trazando un itinerario orientado
a una profunda Reforma Refundacional
que se contraponga a la restrictiva institucionalidad que hoy rige.
Superando la
institucionalidad vigente… Construyendo Gobiernos Locales
Existe consenso que la
institucionalidad democrática es cada vez más estrecha ante los embrionarios
procesos de politización de nuestra sociedad, siendo la participación y el
problema de la calidad de la democracia un componente central que atraviesa
todas las demandas de la sociedad en conflicto.
Si bien no hay un debate zanjado o
concluyente sobre lo que se entiende por democracia participativa, a la luz de
las movilizaciones y demandas ciudadanas que emergen el año 2011 y, de las
expectativas de transformación depositadas en ellas, la democracia es un concepto
que en el plano político debe saber vincular igualdad y participación social.
En este contexto, el desafío país de
los sectores democráticos es buscar formas y acciones para superar la hoy deficiente representatividad y
sus límites como forma de funcionamiento y legitimidad política, con miras a
incrementar la justicia social y construir una sociedad inclusiva y
participativa.
Ello interpela en el plano local a pensar
esta disyuntiva, en tanto entendemos la comuna como un espacio donde se hace
factible vincular la institucionalidad y la política pública con los problemas
cotidianos de la gente. A su vez, se conforma como un espacio donde se puede
apostar a la re-politización ciudadana y la conformación de sujetos sociales,
críticos y transformadores del sistema.
Estimamos que el cuerpo de ideas
propuesto por la oposición ampliada, en un futuro próximo y superando la
gobernabilidad de derecha del país, debe orientarse a la generación de una Constituyente con las Organizaciones
Locales y la
Institucionalidad Municipal , destinada a la refundación del
Municipio. Este espacio debiera problematizar el marco institucional vigente,
dotarse de instrumentos para superarlo y modificarlo y, a su vez, proyectarlo
como una instancia de largo plazo con miras la constitución de Gobiernos
Locales, donde el Municipio sea efectivamente un espacio tanto para el
desarrollo de las comunidades, como para el ejercicio de la política de sus
habitantes; un espacio donde se genere sujeto transformador y se exprese la
voluntad y el poder local de la ciudadanía y los sectores populares.
Los rasgos centrales de la nueva
institucionalidad, desde donde emerja y confluya esta Refundación debiesen ser
al menos:
- Promoción de la participación vinculante
y deliberación democrática de la comunidad y actores sociales.
- Que las organizaciones
sociales adquieran un rol de Controlaría Social.
- Rediseño y co-ejecución de
políticas públicas entre el municipio y las organizaciones sociales.
- Un municipio incidente en
materias de desarrollo local.
Lo anterior, para nuestra alternativa,
supone un doble desafío. Implica democratizar la gestión municipal (toma de
decisiones en el municipio) y democratizar la comuna (articulación del tejido
social).
Sin embargo, y pensando en la
naturaleza proyectual de este desafío, es que necesitamos con creatividad aprovechar
los márgenes legales de la LOCM ,
siendo osados en el aquí y el ahora en las propuestas, de forma que nuestro
desafío es no sólo diferenciarnos de la derecha (como se propone desde la
oposición ampliada) sino ir más allá con propuestas que entreguen poder a los
actores locales y muestre un camino para los propios sectores de oposición.
Marcos Barraza. Director de ICAL
Claudio Rodríguez. Encargado Área de Desarrollo Local
ICAL
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