XXXIXRECABARREN (1921) TU nombre era Recabarren. Bonachón, corpulento, espacioso, clara mirada, frente firme, su ancha compostura cubría, como la arena numerosa, los yacimientos de la fuerza. Mirad en la pampa de América (ríos ramales, clara nive, cortaduras ferruginosas) a Chile con su destrozada biología, como un ramaje arrancado, como un brazo cuyas falanges dispersó el tráfico de las tormentas. Sobre las áreas musculares de los metales y el nitrato, sobre la atlética grandeza del cobre recién excavado, el pequeño habitante vive, acumulado en el desorden, con un contrato apresurado, lleno de niños andrajosos, extendidos por los desiertos de la superficie salada. Es el chileno interrumpido por la cesantía o la muerte. Es el durísimo chileno sobreviviente de las obras o amortajado por la sal. Allí llegó con sus panfletos este capitán del pueblo. Tomó al solitario ofendido que, envolviendo sus mantas rotas sobre sus hijos hambrientos, aceptaba las injusticias encarnizadas, y le dijo: "Junta tu voz a otra voz", "Junta tu mano a otra mano". Fue por los rincones aciagos del salitre, llenó la pampa con su investidura paterna y en el escondite invisible lo vio toda la minería. Llegó cada "gallo" golpeado, vino cada uno de los lamentos: entraron como fantasmas de pálida voz triturada y salieron de sus manos con una nueva dignidad. En toda la pampa se supo. Y fue por la patria entera fundando pueblo, levantando los corazones quebrantados. Sus periódicos recién impresos entraron en las galerías del carbón, subieron al cobre, y el pueblo besó las columnas que por primera vez llevaban la voz de los atropellados. Organizó las soledades. Llevó los libros y los cantos hasta los muros del terror, juntó una queja y otra queja, y el esclavo sin voz ni boca, el extendido sufrimiento, se hizo nombre, se llamó Pueblo, Proletariado, Sindicato, tuvo persona y apostura. Y este habitante transformado que se construyó en el combate, este organismo valeroso, esta implacable tentativa, este metal inalterable, esta unidad de los dolores, esta fortaleza del hombre, este camino hacia mañana, esta cordillera infinita, esta germinal primavera, este armamento de los pobres, salió de aquellos sufrimientos, de lo más hondo de la patria, de lo más duro y más golpeado, de lo más alto y más eterno y se llamó Partido. Partido Comunista. Ése fue su nombre. Fue grande la lucha. Cayeron como buitres los dueños del oro. Combatieron con la calumnia. "Este Partido Comunista está pagado por el Perú, por Bolivia, por extranjeros". Cayeron sobre las imprentas, adquiridas gota por gota con sudor de los combatientes, y las atacaron quebrándolas, quemándolas, desparramando la tipografía del pueblo. Persiguieron a Recabarren. Le negaron entrada y paso. Pero él congregó su semilla en los socavones desiertos y fue defendido el baluarte. Entonces, los empresarios norteamericanos e ingleses, sus abogados, senadores, sus diputados, presidentes, vertieron la sangre en la arena, acorralaron, amarraron, asesinaron nuestra estirpe, la fuerza profunda de Chile, dejaron junto a los senderos de la inmensa pampa amarilla cruces de obreros fusilados, cadáveres amontonados en los repliegues de la arena. Una vez a Iquique, en la costa, hicieron venir a los hombres que pedían escuela y pan. Allí confundidos, cercados en un patio, los dispusieron para la muerte. Dispararon con silbante ametralladora, con fusiles tácticamente dispuestos, sobre el hacinado montón de dormidos obreros. La sangre llenó como un río la arena pálida de Iquique, y allí está la sangre caída, ardiendo aún sobre los años como una corola implacable. Pero sobrevivió la resistencia. La luz organizada por las manos de Recabarren, las banderas rojas fueron desde las minas a los pueblos, fueron a las ciudades y a los surcos, rodaron con las ruedas ferroviarias, asumieron las bases del cemento, ganaron calles, plazas, alquerías, fábricas abrumadas por el polvo, llagas cubiertas por la primavera: todo cantó y luchó para vencer en la unidad del tiempo que amanece. Cuánto ha pasado desde entonces. Cuánta sangre sobre la sangre, cuántas luchas sobre la tierra. Horas de espléndida conquista, triunfos ganados gota a gota, calles amargas, derrotadas, zonas oscuras como túneles, traiciones que parecían cortar la vida con su filo, represiones armadas de odio, coronadas militarmente. Parecía hundirse la tierra. Pero la lucha permanece. |
COMISION DE EDUCACION REGIONAL SUR "VICTOR DIAZ LOPEZ" PARTIDO COMUNISTA DE CHILE- educacionregionalsur@gmail.com
CHILE
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jueves, 21 de agosto de 2014
RECABARREN (1921) CANTO GENERAL -PABLO NERUDA
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