CHILE

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jueves, 4 de octubre de 2012

"ALGO HUELE MAL" O COMO PASAR GATO POR LIEBRE


“Algo huele mal en Dinamarca”, exclama el príncipe Hamlet, en la tragedia shakesperiana del mismo nombre, al profundizar en el estado de cosas en la corte real.
Pasa “gatos por liebres”, quien intenta engañar, por ejemplo, con la calidad de una mercadería o con argumentos falsos o inadecuados.
¿Y a qué vienen aquí a cuento Hamlet y gatos y liebres?
Por cadena nacional de televisión, el presidente de la república anunció un aumento de un mil millones de dólares para educación en el Presupuesto 2013 enviado al parlamento. A los pocos minutos, y también por televisión, su ministro de Hacienda explicaba por qué ese aumento sería de tan sólo 900 millones de dólares.
En el mismo discurso televisivo, Sebastián Piñera se halagó, entre otras “realizaciones” de haber “eliminado el 7%” de salud a los jubilados, lo que desmienten miles de boletas de pago de pensionados. También aludió al “fin de las listas de espera AUGE”, dato al menos controvertible según cálculos menos parciales.
Al enviar su proyecto al parlamento, anunciaba el gobierno que el Presupuesto 2013 experimentaba un aumento de 4,8% con respecto al del año anterior (2012). A las pocas horas, el presidente del senado discrepaba de ese porcentaje, fijándolo, tras estudios técnicos de esa corporación, en sólo un 4,2%.
Desde distintos sectores de la opinión pública y el parlamento se objetaba la adjudicación a la empresa Soquimich de la licitación del litio, con la revelación de que esa empresa mantenía litigios con el fisco. Tras la pintoresca distinción intentada por la empresa del yerno Ponce Lerou entre “fisco” y “estado”, el gobierno anuló la licitación y ello condujo a la renuncia del subsecretario de Minería, el mismo que anteriormente había marcado como “un error histórico” la nacionalización del cobre realizada bajo el gobierno de Salvador Allende.
Tras estos episodios, y hasta el cierre de nuestra edición, aún no llega al país la renuncia o remoción del titular de la cartera de Minería, salpicado por un conflicto de intereses y, también, por una “inhabilitación” que le habría impedido cautelar los intereses nacionales.
Sería lamentable que tras la decisión que deja fuera de cancha a la empresa Soquimich, el debate se limitara a asuntos de procedimiento, dejando de lado lo de fondo: la propiedad inalienable de los yacimientos de un mineral estratégico y el papel del estado frente a los intereses de consorcios privados, sean éstos extranjeros o de dudosa chilenidad como es el caso de la empresa que se adjudicó la objetada licitación.
¡Que no nos pasen gastos por liebres! El problema no radica en las diferentes acepciones de “estado” y “fisco”, sino si la defensa de este material estratégico es de interés nacional. O si, como lo quiere el dimitido subsecretario, dejarlo en manos del estado chileno sería, como en el caso de la nacionalización del cobre, un “error histórico”.
Mientras no se reciba desde La Moneda una clara señal, al menos tan enfática como la defensa hecha por el presidente de la república en materia de soberanía territorial, sin temor a equivocarse se podrá afirmar que “algo huele mal…”.

FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"