CHILE

CHILE

martes, 18 de diciembre de 2012

EDUCA-TV .FUNERAL DE LUIS EMILIO RECABARREN


LUIS EMILIO RECABARREN "RICOS Y POBRES "II PARTE


II
LA SITUACION INTELECTUAL Y POLITICA DEL PROLETARIADO Y LA BURGUESIA
El desarrollo intelectual es una circunstancia natural de la especie humana. En general hay siempre progresos. Podrá encontrarse individuos que no progresen intelectualmente, pero con dificultad se encontrara una familia completa que no presente un caso de progreso. Pero en las sociedades que forman el género humano se ha constatado el progreso en una forma natural empujado a un tiempo por los individuos y por la sociedad.
Es el caso que un individuo alimenta a la sociedad y que ésta alimenta al individuo. El individuo se forma intelectualmente del ambiente de la sociedad. Pero el ambiente de la sociedad se ha formado del ambiente creado por los individuos.
La modificación de un ambiente social, es obra del individuo pero obra paulatina, lenta, gradual si se quiere. La modificación del ambiente individual es obra propia y social y puede ser rápido su progreso o su transformación.
Es pues, el progreso intelectual del país un hecho, y el regocijo que ello nos produce se equipara al regocijo que sentimos por el crecimiento y avance de la edad de nuestros hijos. El progreso intelectual está limitado a las esferas en que se desarrolla y los beneficios marchan en relación.
Para las altas clases sociales el progreso intelectual es un medio para conquistar mayor bienestar, porque poseen el dinero. Para las bajas clases sociales ese mismo progreso no alcanza a producir bienestar, porque no tienen dinero.
El progreso intelectual en esta época no es un progreso moral, pues, en muchos casos la mayor capacidad conduce al individuo, a la relajación. El progreso intelectual, creo decirlo sin pasión, se ha desarrollado notablemente en la clase media, y podría ser esto un motivo de alegría, pero la finalidad social que se busca como fruto del progreso intelectual dista mucho aún y la labor del proletariado inteligente prosigue vigorosamente su marcha. Cuando llegue a la meta entonces sí que habrá motivos de alegrías comunes.
En cuanto a la situación política, es menester detenerse con alguna calma para estudiarla, para contemplarla. Esta conferencia escrita con ocasión del primer centenario de lo que se llama emancipación política del pueblo, ha de dejar en sus páginas bien precisada la condición política del país.
La burguesía por el conducto de sus escritores nos habla siempre de "los grandes hombres que nos dieron patria y libertad" y esta frase ha pretendido grabarla en la mente del pueblo haciéndole creer que es propia para todos.
Yo mismo en torno mío. . . miro en torno de la gente de mi clase ... miro el pasado a través de mis treinticuatro años y no encuentro en toda mi vida una circunstancia que me convenza que he tenido patria y que he tenido libertad ...
¿Dónde está mi patria y dónde mi libertad? ¿La habré tenido allá en mi infancia cuando en vez de ir a la escuela hube de entrar al taller a vender al capitalista insaciable mis escasas fuerzas de niño? ¿La tendré hoy cuando todo el producto de mi trabajo lo absorbe el capital sin que yo disfrute un átomo de mi producción?
Yo estimo que la patria es el hogar satisfecho y completo, y la libertad sólo existe cuando existe este hogar. La enorme muchedumbre que puebla campos y ciudades, ¿tiene acaso hogar? No tiene hogar. . .! No tiene hogar ... ! Y el que no tiene hogar no tiene libertad! Todos los grandes creadores y fundadores de la economía política han afirmado este principio: "¡El que no tiene hogar no tiene libertad!"
A ver, ¿quién puede contradecirme?
Acaso los que vencieron al español en los campos de batalla, ¿pensaron alguna vez en la libertad del pueblo? Los que buscaron la nacionalidad propia, los que quisieron independizarse de la monarquía buscaban para sí esa independencia, no la buscaron para el pueblo.
¡Celebrar la emancipación política del pueblo! Yo considero un sarcasmo esta expresión. Es quizás una burla irónica. Es algo así como cuando nuestros burguesitos exclaman: El soberano pueblo...! cuando ven a hombres que visten andrajos, poncho y chupalla. Que se celebre la emancipación política de la clase capitalista, que disfruta de las riquezas nacionales, todo eso está muy puesto en razón.
Nosotros, que desde hace tiempo ya estamos convencidos que nada tenemos que ver con esta fecha que se llama el aniversario de la independencia nacional, creemos necesario indicar al pueblo el verdadero significado de esta fecha, que en nuestro concepto sólo tienen razón de conmemorarla los burgueses, porque ellos, sublevados en 1810 contra la corona de España, conquistaron esta patria para gozarla ellos y para aprovecharse de todas las ventajas que la independencia les proporcionaba; pero el pueblo, la clase trabajadora, que siempre ha vivido en la miseria, nada, pero absolutamente nada gana ni ha ganado con la independencia de este suelo de la dominación española. Tal es así que los llamados padres de la patria, aquellos cuyos nombres la burguesía pretende inmortalizar, aquellos que en los campos de batalla dirigieron al pueblo-soldado para pelear y desalojar al español de esta tierra, una vez terminada la guerra y consolidada la independencia, ni siquiera pensaron en dar al proletariado la misma libertad que ese proletariado conquistaba para los burgueses reservándose para sí la misma esclavitud en que vivía.
Esto que decimos, lo probamos con los dos siguientes decretos que hemos copiado en las páginas veintiocho y veintinueve de la colección de Leyes y Decretos del Gobierno de 1810 a 1823, edición ordenada por don Manuel Montt y revisada por don Domingo Santa María. He aquí los decretos:
Ha sabido el gobierno que a pesar de lo prevenido en auto del Supremo Congreso Nacional de 11 de octubre de 1811, en algunas parroquias subsiste todavía la costumbre de asentar en las partidas bautismales de los individuos que nacen de madres esclavas, la nota de esclavos; y teniendo presente que este abuso, ya provenga de malicia o de f alta de reflexión compromete la suerte de aquellos infelices y ofende la autoridad del gobierno, decreto: que respecto a que desde la fecha citada quedó por regla inalterable abolida la esclavitud en todos los que naciesen en lo sucesivo, todos los párrocos deban desde entonces poner la nota de esclavos en las partidas que se hubiesen asentado, omitiendo, ponerla en adelante. Este decreto se imprimirá, y teniéndose con esto por bastante circulado, los subalternos cuidarán de su cumplimiento y se transcribirá al Obispo gobernador para que quede archivado en su juzgado y uno de los principales puntos que deban examinar los Diocesanos en sus respectivas visitas para el cumplimiento de este auto.- PÉREZ -INFANTE.—EYZAGUIRRE.- AGUSTIN DIAZ, SECRETARIO.
ACTA DEL SUPREMO CONGRESO NACIONAL
Sesión del día 11 de octubre
Aunque la esclavitud, por opuesta al espíritu cristiano, a la humanidad y a las buenas costumbres, por inútil y aun contraria al servicio doméstico que ha sido el aparente motivo de su conservación, debería desaparecer de un suelo en que sus magistrados sólo tratan de extinguir la infelicidad en cuanto alcance sus últimos esfuerzos, con todo, conciliando estos sentimientos con las preocupaciones, y el interés de los actuales dueños de esta clase de miserable propiedad; acordó el Congreso que desde hoy en adelante no venga a Chile ningún esclavo y que los que transiten para países donde subsista esta dura ley, si se demoran por cualquier causa y permanecen seis meses en el reino queden libres por el mismo hecho. Que los (esclavos) que al presente se hallen en servidumbre, permanezcan en una condición, que se le hará tolerable la habitual, la idea de la dificultad de encontrar repentinamente recursos de que subsistir sin gravamen de la sociedad, el buen trato que generalmente reciben de sus amos, y sobre todo el consuelo de que sus hijos que nazcan desde hoy serán libres, COMO, expresamente se establece por regla inalterable. Para evitar los fraudes de la codicia, y que nos prive de estos beneficios, a las madres que sean vendidas para fuera del país, se declararán igualmente libres sus vientres y que deben serlo por consiguiente sus productos en cualquier parte y que así se anota por cláusula forzosa en las escrituras que se otorguen, y en los pases de la aduana, a cuyo f in, se hará extender a los escribanos y administradores. (Esta ley aparece en la colección entre las del año 1813, pero parece que es la ley a que se refiere el decreto de la cabeza, octubre 11 de 1811.)
Si leemos con detención los dos decretos anteriores podemos ver en ellos que la clase burguesa no abolió la esclavitud, ni siquiera para los esclavos que pelearon en calidad de soldados, obligados por sus amos. Todo lo que hizo esa burguesía triunfante fue abolir la esclavitud para los hijos que nacían de padres esclavos después de esa fecha, cosa que en rigor no tiene mérito, alguno ni expresa una acción generosa, siquiera a titula de premio para los que daban libertad.
En la expresión de esos decretos se ve claro el sentimiento que dominaba a la sociedad en aquella época y de ello se desprende claramente:
Que la esclavitud era ya considerada inútil en cuanto -a las ventajas económicas o sociales que pudieran esperarse. Que la esclavitud se aboliría entonces por estas circunstancias y no por espíritu de humanidad ni cristiano. Que la esclavitud no la abolía el nuevo Estado independiente porque consideraba herir los intereses de los amos y porque comprendía que lanzar a la calle en libertad a los esclavos que nada poseían era un peligro social que les amenazaba.
El espíritu de mezquindad y la falta de moral incapacitó, entonces, a la burguesía para darle a la República, que nacía por el esfuerzo de sus esclavos, el brillo de una verdadera grandeza que pudiera denotar a la vez que los fundadores de la patria eran grandes hombres. Qué pequeños les vemos hoy!
Hasta el año 1823, fecha en que Chile se dio la primera Constitución, no se encuentra ninguna ley que demuestre una acción generosa para el pueblo, que le reconozca algún derecho o que siquiera piense en él ,como personas dignas de figurar en la sociedad.
Todo lo que existe son esas leyes que acabo de citar. Eso en cuanto a los primeros actos de la independencia nacional. Y ahí se ve la parte que le tocó al pueblo en el triunfo de esa jornada revolucionaria que entregó a la burguesía la administración de la riqueza natural y social de esta región del planeta, dejando al pueblo sumido en su ya larga era de miseria.
Y si esto es la verdad, ¿qué cosa es lo que celebra el pueblo en este aniversario? Lo que en realidad hace el pueblo en esta fecha, estimulado por la burguesía, es gastar su dinero en torrentes de licor que la misma clase burguesa le vende para guardar el dinero en sus cajas insaciables.
Si los primeros pasos de la nación independiente nada reconocieron en el pueblo, mucho menos se hizo después, y en los primeros actos electorales se prescindió del pueblo, y aun podemos decir que los fraudes y la intervención oficial nacieron juntos con la república. Veamos lo que a este respecto decía el caudillo conservador M. J. Irarrázaval en el Senado, en la sesión del 11 de noviembre de 1889, cuando se discutía la ley de la comuna autónoma:
He aquí el primer acto de intervención oficial. No puedo menos que deplorar que haya iniciado O'Higgins esta serie de actos por demás reprobables. . . Aquella intervención que tenía, podría decirse, cierto aspecto de cortés, de vergonzante, se escondía, no quería de ningún modo hallarse comprometida, porque habría hecho perder su influencia al Director Supremo de la República.
Esto decía Irarrázaval comentando una carta de O'Higgins en que recomendaba la elección de algunos de sus amigos para diputados. Pero este mismo Irarrázaval, a quien se le atribuyen propósitos magníficos en favor del pueblo y de sus derechos, reclamaba en la sesión del Senado del 5 de agosto de 1874, cuando se discutía la ley de voto acumulativo, lo siguiente: "Advierta la Cámara que yo no digo ni sostengo que cualquiera minoría tiene derecho de hacerse representar."
Irarrázaval demostraba con esto que él no pensaba en el pueblo ni quería que se creyese que al defender el voto acumulativo pretendiera él defenderlo en beneficio de las clases populares. Irarrázaval pedía el voto acumulativo para que por medio de él se vieran representados en la Cámara todos los intereses sociales de la burguesía. Los intereses populares no se tomaban en cuenta.
Si éste ha sido el criterio dominante, expuesto en diversas ocasiones desde 1810 hasta la fecha, no vemos razón alguna para que la clase popular sienta regocijo por el advenimiento periódico de esta fecha.
La fecha gloriosa de la emancipación del pueblo no ha sonado aún. Las clases populares viven todavía esclavas, encadenadas en el orden económico, con la cadena del salario, que es su miseria; en el orden político, con la cadena del cohecho, del fraude y la intervención, que anula toda acción, toda expresión popular y en el orden social, con la cadena de su ignorancia y de sus vicios, que le anulan para ser consideradas útiles a la sociedad en que vivimos.
Un pueblo que vive así sometido a los caprichos de una sociedad injusta, inmoral y criminalmente organizada, ¿qué le corresponde celebrar en el 18 de Septiembre? Nada. El pueblo debe ausentarse, debe negar su concurso a las fiestas con que sus verdugos y tiranos celebran la independencia de la clase burguesa, que en ningún caso es la independencia del pueblo ni como :individuo ni como colectividad.
Hubo un tiempo en que las elecciones del Congreso, se hacían a balazos, poco después de la guerra de 1879, por ejemplo. El progreso desterró la barbarie — que era el corolario lógico de cada campaña electoral. Pero no puedo dejar de decir que todos aquellos actos de barbarie político-electoral realizados por los partidos en lucha, fueron realizados desde la infancia de la República.
Pero si hoy, cien años después, no tenemos el crimen sangriento en acción es porque ha nacido y se ha desarrollado otro crimen, que ya es adulto, el crimen de la venalidad, el crimen del cohecho, el crimen de la compraventa de la conciencia. ¡El mercado de votos! La prostitución política! ¿Cabe desmoralización mayor? Será esto lo que se llama emancipación política?
Esta independencia que posee el lector para vender su soberanía a quien le ofrece más dinero, ¿será lo que se invita a festejar en cada aniversario patrio? El criterio político del pueblo es lo más pervertido que hoy existe en Chile. El derecho de sufragio, la facultad de elegir, la acción popular para formar el Congreso Nacional y los Municipios del país, la soberanía del pueblo, ¿son, por ventura, realidades honrosas y concientes en Chile ?
Esta democracia pura creada por la ley, que da a la República su aureola de grandeza, de grandeza nacida en el seno mismo del pueblo, no es sino una ficción, una simple ilusión ... ¿Llamaremos emancipación política del pueblo el cúmulo de corrupciones electorales que hoy se realizan?
Si en un pueblo cualquiera se agrupan cien electores sanos, que no trafican con su voto, y este número es suficiente para obtener, por ejemplo, una representación municipal, le bastará a la burguesía comprar o suplantar ciento diez electores para anular esa agrupación de conciencias. Así tenemos que la venalidad vence a la pureza, y la pureza vencida por la venalidad ¿de qué podrá sentirse satisfecha?; ¿Podrá exclamar viva la libertad?
Las que podremos llamar clases inferiores de la sociedad, atrasadas, sin educación suficiente, sin moralidad, sin criterio, no saben comprender el valor de toda nuestra legislación política democrática. Las clases llamadas superiores, en posesión de una ilustración mediana, a lo menos, con completa conciencia de sus actos, legisladora y fundadora de la ley ¿ qué han hecho ?
Ah ¡cuánta tristeza siento cuando rememoro o cuando contemplo la obra de la burguesía de este país! ¡Ella es la que ha degradado al pueblo! ¡Ella, la que lo ha corrompido políticamente! Ella, la que ha destrozado su dignidad ciudadana y ha envilecido la soberanía. Ella ha sido la fundadora del comercio electoral y la que ha inducido al pueblo a este miserable comercio.
La burguesía de este país ha sido la que ha creado ¡a prostitución política, la trata de blancos! Para ella toda la responsabilidad. Para ella toda la condenación. ¿ Acaso alguno se atrevería a condenar al pueblo, que miserable, andrajoso y hambriento, corrompido y vicioso acepte tina moneda en cambio de esa soberanía que él no comprende, ni sabe para qué le sirve?
La burguesía ha sido siempre la misma. Su espíritu de clase privilegiada - aunque ella misma haya creado y apropiado el privilegio- le ha hecho mirar a los demás semejantes, a los demás hombres, como seres inferiores destinados por la naturaleza - y por Dios, según algunos- a su servicio. Para convencernos de esto, veamos los tres decretos o Bandos que siguen, porque ellos expresan el modo de ser de la burguesía en los comienzos de la República, que muy poco difiere a lo que es hoy:
Santiago, enero 16 de 1818.
Estando ordenado por punto general que todo individuo lleve un distintivo que descubra el cargo que ocupa en la sociedad, no puede la corporación del ilustre cabildo estar privada de esta divisa sin que sus individuos se expongan a ser privados de las distinciones que merecen por su alto empleo. Por este principio en lo sucesivo deberán llevar indispensablemente, aun fuera de las concurrencias del cuerpo, sombrero apuntado y bastón con borlas, la misma insignia que es marcada al Tribunal de Apelaciones.- Dios guarde a U. S. muchos años.- Luis de la Cruz.- SS. del Ilustre Cabildo.
Bando.- El gobierno ha visto con suma indignación que algunos individuos parece que se entretienen en andar inventando noticias funestas y especies terrosas con que afligen a los espíritus pusilánimes del pueblo. De hoy en adelante, se procederá al castigo de estos perturbadores de la tranquilidad pública con aquel rigor que merecen los malos efectos que causan con su imprudencia, o su malicia, aplicando a los autores de estas especies doscientos azotes si son gentes de baja esfera y extrañamiento de la Capital si pertenecen a otra clase más distinguida. Y para que llegue a noticia de todos, y ninguno alegue ignorancia, publíquese por bando, fijándose en los lugares públicos y acostumbrados e imprímase.
Hecho en la ciudad de Santiago de Chile a 23de marzo de 1814.-Antonio José de Irizarri.- Agustín Díaz, escribano de gobierno.
Bando.- Todo aquel que no siendo oficial anduviese con armas de noche sin tener licencia por escrito de esta intendencia para cargarlas, sufrirá la multa de veinticinco pesos por la primera vez, siendo persona distinguida y si no lo fuere sufrirá la pena de veinticinco azotes; reservándose este juzgado las (penas) que crea necesarias para los transgresores reincidentes.- Junio 16 de 1819.José María de Guzmán, de orden del señor Gobernador Intendente.- Jerónimo Araos, escribano público y de la guerra.
Nacía la República con ideas democráticas, con ideas humanas, pero ello era en el nombre, en la práctica supervivía el espíritu oligárquico, de superioridad y de clase.
En estos tres decretos que acabo de citar fechados entre 1814 y 1819 se ve claro que los gobernantes buscaban para ellos la decoración y la distinción y para el pueblo que hizo la República, ¡para el pueblo que venció a la monarquía, para ese pueblo ... los azotes! Los azotes, el castigo que más degrada la dignidad. ¡Los azotes para la gente de baja esfera! ¡La multa para la gente distinguida! Ya veis cómo nació la República. i Por esto yo no puedo asociarme a los entusiasmos de la llamada alta clase, porque mientras ella tiene motivo de alegría, yo no tengo sino motivos de tristeza!
Si la República ha llegado al más alto grado de la corrupción política, ya sea en el campo electoral con el cohecho y el fraude, ya sea en la administración de la cosa pública donde se procede en la forma más mezquina e irregular, es esto todo un motivo más que suficiente para sentirse apesadumbrado de que hayamos llegado a vivir en un ambiente tan dominado por la corrupción y por la falta de una verdadera dignidad. Tan arraigadas considero yo las raíces de la corrupción que no diviso cercano el tiempo en que podamos ver mejorarse esta situación. La clase burguesa no piensa detener esa ola podrida porque es para ella, hasta cierto punto, un gran beneficio. Toca pues, a los elementos luchadores del proletariado realizar esta misión.
¿Podremos regocijarnos de que a los cien años de vida republicana nos encontramos en estas condiciones tan indignas? Yo siento no poder participar con la opinión de muchos que se sienten satisfechos de esta caricatura de libertad política que poseemos, considerándola superior a cualquier estado anterior de régimen tiránico colectivo o personal.
Lo que más entristece es que la corrupción haya salido de la esfera de los individuos para asilarse en las corporaciones y sobre todo en las que tienen la misión de moralizar al pueblo con la acción de la ley. Así hemos constatado que en los últimos años la degradación cívica, la falta de dignidad política ha sentado sus reales en el Congreso de Chile. En cada calificación de elecciones la Cámara ha obrado en más de un caso indignamente, anulando elecciones legítimas y sin mancha y haciendo diputados a ciudadanos que no hablan recibido mandato popular.
Cuando estos vicios se han consolidado en las practicas políticas, ¿podremos afirmar que se han consolidado de una manera seria nuestras instituciones políticas de manera que merezcan el respeto público? No. Afirmarlo sería una indignidad.