CHILE

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martes, 21 de mayo de 2013

21 DE MAYO : EN IMAGENES

FUENTE : RADIO COOPERATIVA

CAMILO ESCALONA (o "sólo sé que al final olvidaste el percal")



Si hago el esfuerzo de recordar al Camilo de entonces, tengo que mirar la
población en retrospectiva, cuando las familias atorrantes llegaron a
ese barrio nuevecito, recién pintado, con plaza, escuela y mercado por
allá en el año sesenta. Tengo que ver los camiones y las risas de los
cabros chicos descargando sus camas Cic y sus comedores Normandos, y
todo el traperío chillón de los pobres que trasladaban del Cerro
Blanco o Cerrillos para habitar las casas y bloques, que los panaderos
y
molineros habían logrado levantar en la Gran Avenida a puro ahorro y
esfuerzo.
Si lo pienso pendejo de apenas nueve o trece años, no
puedo dejar de ver el acuario de sus ojos, que era lo único verde que
chispeaba en el descolorido paisaje de la zona sur, en esos bloques de
tres pisos que para nosotros eran tan altos, cuando jugábamos a ser
trapecistas descolgándonos por sus barandas y fierros, a los gritos
aterrados de alguna mamá tapándose los ojos para no ver el equilibrio
suicida de los niños en el vacío de los bloques. Los edificios de la
pobla, esas cajas de cemento para almacenar familias de mapuches
panaderos  ue eran nuestros vecinos, nuestros compañeros de juegos esas
largas tardes del verano proleta. Esos calurosos e interminables
eneros, cuando el ocio infantil, sin televisión, nos hacía imaginar el
mundo
como una aventura, como una historieta de revista, de esas revistas de
monitos que cambiábamos por un peso todos los días para creernos
Mizomba, Turok, Roy Rogers, o Mawa, la Reina de la Jungla, en mi
caso.Entonces soñábamos tantos mundos, Camilo, y las leyendas de esos
comics se
hacían reales en el verano haragán de esos niños tirilludos,
entretenidos en tirar piedras, cazar lagartijas o robar frutas en esas
casas quintas de la Gran Avenida. Recuerdo difusamente esos inocentes
delitos, veo entre los carbones oblicuos de los ojos mapuches, tus
pupilas de agua marina que te coronaban líder, y eras el primero en
trepar la muralla sin temor a los perros y cuidadores. Eras el más
ágil, el único que alcanzaba los damascos maduros, tan arriba esos
soles
niños que mordía tu boca jugosa. Nunca tuviste vértigo por la altura,
quizás por eso fuiste el único que vio venir el futuro nublado, a
diferencia de toda esa camada de huachos que después crecieron pateando
tarros y neumáticos en el fragor de las barricadas. Fuiste el único que
apretó cueva al exilio después del golpe, debe ser porque los rubios
siempre apretan cachete cuando arde la selva del indiaje. Y ahora que
lo pienso, ahora que te veo en la tele con tu terno tan parlamentario,
caigo en cuenta que, tal vez, nunca fuiste de los nuestros, ni siquiera
con el puño en alto atragantándote con esas frases rojas que les
discurseabas a los estudiantes para que te eligieran presidente de la
FESES*, en el liceo Barros Borgoño donde también yo estudiaba. Nunca te
creí del todo, Camilo, y tú nunca me viste. ¿Cómo me ibas a ver desde
las alturas del Marxismo Leninista? ¿Cómo ibas a mirar al mariquilla de
la pobla, un colijunto temeroso que no se atrevíaa realizar las hazañas
de los niños machos. Un niño raro que te veíaboquiabierto chuteando la
pelota en la polvareda de la plaza, que se moría portocar el pelaje
dorado de tus muslos enrojecidos por el día de playa. Un solodía al año
en que madrugaba la población por el paseo de la Junta de Vecinos.
Entonces,los niños no dormían soñando con esa primera vez que verían el
mar. Y sumaban ysumaban mares de revistas hasta el infinito. Pero igual
les faltaban pozas paracompletar el horizonte marino. Y cuando llegaban
al mar de Cartagena, frente ala inmensidad de ese cielo aguado, se
quedaban cortos, mudos, acezantes anteese abismo salado y azul. Y sólo
entonces, se decidían a crecer, para podermirar un día frente a frente
al dios de las aguas. Pero ninguno creció como túCamilo, ninguno
recorrió el mundo ni vio de cerca los paisajes de las revistas.Ninguno
se fue de la población a otros barrios más pudientes. Ninguno fue a
launiversidad, ni menos llegó a presidente del partido socialista. A
ninguno lebastó esa mancha azul, ese relámpago de mar para izar con
triunfo su futuro. Ya todos esos niños del cuento, se los fue tragando
lentamente el pantanosodestino proletario. Alguno murió en dictadura,
otros en peleas de borrachos, yel resto se pudrió de cesantía, alcohol,
drogas o delincuencia en alguna celdade la cárcel. Al último lo
encontraron colgado de una baranda en los bloques,como si volviera a
ser niño jugando al trapecio para huir de la depresiónangustiosa
llamada
pasta base. Como ves, en la población está todo casi igual,a no ser por
todos los que faltan, los que se fueron esperando el día triunfalde tu
regreso. Todos tenían algo que pedirle al parlamentario orgullo de
lapoblación. Todos deseaban al menos sacarse una foto contigo, para
mostrarla asus nietos y decirles que un día, ya esfumado por el
alzheimer, corretearon conun famoso por los potreros de San Miguel,
cuando todos los sueños infantilescabían en unos ligeros zapatos rotos.


por Pedro Lemebel (Notas) el viernes, 17 de mayo de 2013 a la(s) 0:33    *