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jueves, 6 de marzo de 2014

LA RUEDA DE LA HISTORIA : " TODOS A UNA "

Hace exactos 4 años en esta fecha, la página que usted, amigo lector, está leyendo se titulaba (ES 1490) “La engañosa Rueda de la Historia”.
Decíamos allí que “la mayoría de la gente pensaba que la rueda de la historia giraba siempre hacia la izquierda, es decir, en términos positivos, progresistas”.
Se entendía que los procesos de avanzada, los que iban hacia el progreso, la democracia, la justicia social, eran irreversibles. Que la Rueda de la Historia no podía girar hacia atrás. Pero debíamos constatar que “Hoy, nos enfrentamos a una evidente involución, un retroceso histórico de proporciones, aunque ocurra todo ello en el estrecho marco de nuestra nación, un país pobre y periférico”.
Era el regreso de la derecha a la Casa de Gobierno, luego de haber sido expulsada con Pinochet a cuestas y tras casi medio siglo de llegar al poder con Jorge Alessandri.
“Y –se acotaba en ese editorial- una vez más las causas ´finales` de tal vuelta atrás de la rueda de la historia, hay que buscarlas en el interior mismo del proceso”.
Hoy podemos aventurar, sin pecar de excesivo optimismo, que la Rueda de la Historia vuelve a girar hacia adelante.
¿Aprendimos la dura lección? ¿Se ha producido un balance entre las frustraciones de una transición interminable y sin “épica”, y esperanzas basadas en las fuerzas propias del pueblo?
De un lado, una coalición política de centro izquierda de la mayor amplitud conocida en nuestra historia se hace cargo del gobierno. Del otro, una derecha que aún no recupera la perdida serenidad se prepara a utilizar todos sus recursos y herramientas para detener los avances propiciados por las formidables movilizaciones populares de los años recientes.
Pero sería una “reducción” arbitraria del cuadro político y se cometería un error de proporciones si no se tuviera en consideración el espíritu que anima a las organizaciones sociales y a una inmensa mayoría de dirigentes y militantes de los partidos que desde este 11 de marzo administrarán el país.
Se va de La Moneda la derecha y no deja un buen recuerdo. No se olvidarán el uso de la demagogia y la reiterada “letra chica”. Véanse, como ejemplos, la “eliminación” del descuento del 7% y, ahora, la “eliminación” de visa para acceder a la nación del norte, allí donde la propia Estatua de la Libertad está en espera de visa para entrar a Nueva York,; o el “pleno empleo” y la reconstrucción cumplida en un casi 100%.
Sí, habíamos aprendido que la Rueda de la Historia puede girar en el sentido inverso a los anhelos de la mayoría e, incluso, de una cierta “racionalidad” histórica. Tal vez debamos prepararnos para otra lección, no menos importante: que la Rueda de la Historia no gira por una suerte de “fuerza propia”, impulsada por algo así como un itinerario venido del Destino o de fuerzas ocultas a nuestro entendimiento.
Lo que realmente mueve la Rueda de la Historia –en otras palabras, la suerte de los pueblos- es la propia lucidez de éstos, los pueblos, y su decisión de avanzar en la más inclusiva unidad. Con paso firme, pero sin impaciencias ni exclusivismos… pero con paso firme.
A veces, puede parecernos que esa mítica Rueda no avanza ni retrocede, que se ha estancado. Y eso también es peligroso: hay que empujarla “todos a una”, como en la vieja fábula de “Fuenteovejuna”.
FUENTE : EDITORIAL DE " EL SIGLO "