CHILE

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lunes, 6 de octubre de 2014

EL GIGANTE BRASILEÑO : UN DESEADO BOTÍN

 En octubreen América Latina tendrán lugar tres importantes elecciones. En Brasil (el 5), Bolivia (el 12), y Uruguay (el 26). En el caso de Bolivia no hay muchas dudas y, con una derecha fragmentada, las probabilidades están a favor de la reelección de Evo Morales en la primera vuelta. En cuanto a Uruguay, los números deberían favorecer al gobierno del Frente Amplio, pero teme por la mayoría parlamentaria.
En el caso de la República Federal de Brasil, a días de la votación, la situación es mucho más compleja. Se trata de la elección más importante para el continente. En la séptima economía mundial, está en juego no sólo la continuidad del gobierno de Dilma Rousseff, quien promete “más cambios y más futuro”, sino también el proyecto de transformación que se inició en 2002 con la victoria de Lula. Pero el resultado de la elección tendrá un impacto decisivo incluso más allá de la frontera, a partir del proceso de integración de América Latina y el Caribe, y del fortalecimiento de la alianza entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (los llamados BRICS), para la construcción de un mundo multi-polar.
Al igual que en el caso de las recientes elecciones en Chile, aquí también hay dos mujeres luchando, con posibilidades reales de llegar a la presidencia del país-continente, que tiene cerca de 200 millones de habitantes. Y en el gigante brasileño son dos los proyectos de país que se enfrentan en las urnas.
Por un lado, Dilma Rousseff, la primera mujer presidenta de Brasil, la heredera de Lula que busca la reelección como candidata del Partido de los Trabajadores (PT), un partido cuyas raíces se encuentran en los años de lucha contra la dictadura cívico-militar (1964 – 1984) y en las batallas sindicales de la época. Desde el fin de la sangrienta dictadura, se necesitaron 18 años de transición de las “democra-duras” neo-liberales, para que el obrero y sindicalista metalúrgico Lula pudiera ganar las elecciones por primera vez. Y desde 2002, el PT está al frente de variados y contradictorios gobiernos de coalición, en los que ocupa importantes ministerios, a menudo bajo el chantaje de una mayoría parlamentaria espuria.
En contra de ella, Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente de Lula. Activista en el PT más de 20 años, se marchó cerrando la puerta y sin darse vuelta, por contradicciones irreconciliables. En 2010 se presentó con el Partido Verde consiguiendo el 19%, un buen resultado con casi 20 millones de votos, pero no lo suficiente para ganar. Meses después, creó su propio movimiento, la “Red de Sostenibilidad”, que hasta hace poco tenía escaso apoyo.
El escenario ha cambiado radicalmente desde el extraño accidente aéreo en el que desapareció Eduardo Campos, candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), hasta entonces sólo en el tercer lugar en las encuestas con un 9% (contra el 36%  de Dilma). Marina Silva era su Vice, gracias a un acuerdo electoral con el PSB. Pero después del incidente, y también gracias al “efecto tragedia”, Silva se convierte en la candidata presidencial del PSB. Hoy está en el segundo lugar en las encuestas y amenaza directamente a Dilma en la posible segunda vuelta electoral del 26 de octubre.
Mucho más lejos aparece el tercer candidato, el senador Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), heredero político del ex Presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) y de sus gobiernos neo-liberales. Un período recordado por el desorden en las finanzas públicas, las tasas de interés estratosféricas, la inflación de dos dígitos, los intentos de privatizar la educación, dejando a los pobres fuera de la universidad. Fue la época del país en remate, sujeto a los dictados del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, hasta el accidente de Campos, las encuestas daban un sorpresivo segundo lugar al candidato del PSDB.
Tras el incidente y la desaparición de Campos, y sobre todo después de las últimas encuestas que señalaban el crecimiento de Marina Silva, finalmente la preocupada izquierda comenzó a movilizarse con más fuerza. En particular, el Partido Comunista do Brasil (PCdoB), que entró a la coalición desde el primer gobierno de Lula (con el importante Ministerio de Deporte), así como el PT.
Quién está haciendo una campaña muy activa es el ex-presidente Lula que corre a lo largo y ancho del país, dando entrevistas diarias, e insiste en la necesidad de la “reforma política” una pieza clave de la izquierda en el gobierno. Una reforma basada, entre otros, en la prohibición de la financiación privada a la campaña electoral de los partidos políticos, “un crimen que no debe admitir la posibilidad de libertad bajo fianza”. “Si tenemos que radicalizar, hay que partir de la moralización de la política en nuestro país”, dijo Lula. “Se necesita un referéndum para aprobar una Asamblea Constituyente”, continuó, “pero los diputados que votan la reforma política no pueden ser candidatos en las próximas elecciones”.

La sorpresa Silva.

Después de la derrota de 2010, hoy Marina Silva vuelve a la carga y lo intenta de nuevo.
Ex-ecologista, evangélica, contraria al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, defiende a capa y espada el axioma de la derecha de la independencia del Banco Central. Además de la reducción del papel de los bancos públicos, un cambio en la política exterior y la revisión de las normas para la explotación de los campos petroleros del “Pré-sal”, recién descubiertos. El buen resultado de 2010 también se debió a su innegable carisma, casi “mesiánico”. Para algunos ella aparece casi como una “salvación” y  gracias a su pertenencia a una de las iglesias evangélicas más conservadoras del país (Asamblea de Dios),  puede contar con el apoyo de vastos sectores religiosos que tienen una gran influencia en Brasil. Y que tienen a disposición un proprio canal de televisión que compite en audiencia de público directamente con el gigante Tv Rede Globo.

Dime con quien andas……

A la cabeza de la campaña presidencial de la oponente Silva, está su amiga Maria Alice Setúbal, destacada exponente de la familia que fundó y hoy controla el Banco Itaú, el banco privado más grande del país, con una fuerte presencia en muchos países de América Latina.
Setúbal, quien Silva llama cariñosamente con su apodo “Neca”, dijo que había recibido “varias llamadas de empresarios” que han ofrecido dinero, y que un grupo de economistas del sector financiero está apoyando la campaña de Silva.
Setúbal trata de vender la idea de una candidata para una “nueva política”, con “una idea más femenina del poder”,  lejana del “estilo burocrático de Dilma”.
Sin embargo, a pesar del apoyo del poderoso Banco Itaú, Silva sabe que necesita ampliar su base electoral para ganar las elecciones del 5 de octubre.
Envía señales conciliadores tanto para el PT, y el PSDB, los dos partidos principales en Brasil. Y lo hace a través de su “gurú” económico, Eduardo Giannetti da Fonseca. Ex director de relaciones internacionales de la poderosa Federación  Industrial de Sao Paulo, Giannetti da Fonseca apoya firmemente los recortes en el gasto público. Para hacerlo, “nos encantaría llevar en el gobierno los excelentes técnicos que hay en el PT y en el PSDB, porque nuestra idea es gobernar con los mejores hombres de la política y la gestión”, dijo recientemente Giannetti. En definitiva, un “gobierno técnico” con los que quieran jugársela, para superar las divisiones de la política.

Los movimientos frente al voto.

Solo en el último periodo el gobierno está llamando a discutir los movimientos sociales, las plataformas programáticas, las ONG, las redes organizadas, lo que no ocurrió en la primera mitad del año. Y con alguna resistencia, esos comienzan a expresar su apoyo, aunque crítico, a la reelección de Dilma. En la parte sindical, es el caso de la histórica central CUT, y también de otra organización de trabajadores, la CTB,  cercana al  PCdoB, (con una calificada presencia en las fábricas FIAT).
Incluso el “Movimiento Sem Terra” (MST) y el “Movimiento de los Sin Techo”, justamente celosos de su autonomía, después de un período de espera, ahora están llamando discretamente a apoyar a Dilma. Son movimientos que no tienen ninguna simpatía por Marina Silva, aunque el desaparecido Campos paradójicamente respaldó el MST, en su rol de gobernador del estado de Pernambuco.
Y desde el pasado mes de junio, la presidenta Rousseff abrió el espacio a la presencia de los movimientos y al diálogo con el gobierno, con un decreto acogido positivamente por los movimientos más dinámicos. Una apertura que, por el contrario, produjo el levantamiento de la oposición que la acusó de ser “pro-Chávez”, “neo-comunista”, “bolivariana”.
No hay duda de que en los últimos 12 años, los gobiernos de Lula y Dilma han llevado a cabo importantes reformas sociales que se han concretizado en la salida de la pobreza de casi 40 millones de brasileños, el aumento del empleo y los salarios, la mejora de la oferta y de la calidad de los servicios públicos, una democracia ampliada. A pesar de las acusaciones de asistencialismo, se mantiene entre otros el importante programa “Bolsa Familia”, un subsidio en apoyo de las capas más pobres y el Estado sigue siendo sujeto importante de inversión pública en distintos rubros.
Pero no es suficiente. Una vez que tenga un cierto grado de seguridad, la nueva “clase media” quiere más, mientras aquella tradicional mira con recelo los “recién llegados” que piden una redistribución más amplia de la riqueza.
Hoy Dilma busca un segundo mandato, y trata de sintonizarse con el sentimiento popular expresado en particular en los días de movilización de junio pasado, que vieron la presencia masiva de jóvenes en las calles del país, en busca de visibilidad internacional gracias a la Copa del Mundo. Además de la calidad y el precio del transporte, al gobierno de Dilma le piden que profundice, entre otras cosas, las políticas sociales, un crecimiento económico inclusivo y sostenible, que garantice el acceso a la educación de calidad como un importante motor de la transformación, que lleve a cabo una reforma agraria que ponga en su centro las necesidades de los campesinos sin tierra y la soberanía alimentaria y no los intereses de los latifundistas y del “agro-negocio”. Se le pide que cambie la ruta de un “modelo de extractivismo salvaje” que causa daños considerables al medio ambiente y la salud, y que en muchos casos se enfrenta abiertamente con los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras, que aún no están completamente demarcadas y legalizadas.

¿Y el programa?

Lo que es seguro es que el debate se ha centrado principalmente en las personas, y poco en los diferentes programas, en el modelo económico y en la visión de la sociedad. Los grandes movimientos sociales no hacen descuentos y exigen cambios concretos, para profundizar la democracia, el bienestar social, la soberanía sobre los recursos naturales.
Sobre el papel, el programa del PT propone “un nuevo ciclo histórico” que pasa por la Reforma Política, federativa, del sistema tributario, la reforma urbana y de los servicios públicos (sobre todo la salud, la seguridad y el saneamiento urbano).
En el frente económico, la contracción de la demanda de China (el primer socio comercial de Brasil) desaceleró el crecimiento, mientras que algunos economistas sostienen la tesis de la “recesión técnica” en base a los resultados negativos de los dos últimos trimestres. Otros hablan de “estancamiento temporal” como resultado de la reciente Copa del Mundo. Durante los partidos muchos sectores económicos se han prácticamente parado, y cuando jugaba la selección nacional de Brasil ha disminuido aún más la productividad. Son datos que hay que relativizar, aunque la oposición intenta usarlos a su favor para apoyar la tesis de una crisis profunda, en la que el único responsable es el gobierno que hay que sacar a toda costa. El hecho concreto es que la población se enfrenta a un aumento de los precios de los productos de la canasta familiar, en una espiral  del cual no ve todavía el fin. Hay una cierta insatisfacción en sectores pobres de la sociedad, con una crítica y un rechazo cada vez mayor del gobierno, pero todavía no hay propuestas alternativas. En algunos casos de corrupción en el mismo gobierno (relativamente menos del pasado), se dejó actuar la justicia, sin que los dirigentes explicaran en detalle las medidas a tomar, para que no se repitiera.
Por cierto, hay un tema que conocemos bien, el de la “memoria corta” o de la “falta de memoria” a secas en algunos sectores sociales. Se olvidan las mejoras sustanciales en los últimos 12 años con respecto a la vivienda, la educación, la salud. No se hace mención de la redistribución del ingreso que favoreció a aquellos que tenían meno. Hizo falta una acción pedagógica, una comunicación de masas, con el agravante de que Dilma no tiene el mismo carisma de Lula hacia los sectores pobres de la población. Y después de 12 años de gobierno, se empieza a sentir un cierto desgaste de la actitud proactiva y de propuesta del gobierno.
En el ámbito internacional, a pesar de miles de contradicciones, el gigante Brasil ha defendido la soberanía nacional y ha jugado un papel clave en el escenario mundial. En el continente es la referencia obligatoria  para los planes de integración regional que no pueden prescindir  de su rol de potencia, incluso con respecto a los países BRICS, las principales potencias emergentes.
Por el contrario, Marina Silva, ha declarado la voluntad de acercarse a los Estados Unidos, y de tener un papel más activo en la “Alianza del Pacífico”, la verdadera espada en el corazón de la integración continental, una alianza a la cual se oponen los gobiernos progresistas del área.
Para muchos sectores de la oposición, obsesionados por los tres mandatos sucesivos, no importa quién gane, lo importante es deshacerse de este gobierno.

El partido de los medios de comunicación.

Y una vez más, frente a la débâcle  de los partidos de la derecha tradicional, también en Brasil como en el resto del continente, los principales medios de comunicación de masas se han transformado en verdaderos partidos opositores. Tradicionalmente el “cuarto poder”, ahora los medios de comunicación han hecho un salto de categoría y son claramente uno de los factores centrales del poder, con la tarea de construir la “realidad” política e ideológica en una escala planetaria.  Lo hacen, entre otras cosas, omitiendo las informaciones, distorsionándolas con objetivos electorales e ideológicos, cuando no mienten descaradamente.
En Brasil, quedó claro durante la Copa del Mundo, cuando llevaron a cabo una campaña totalmente negativa, apostando a la incapacidad del gobierno de realizar el evento deportivo. También se vio durante las protestas en junio pasado, atacadas al comienzo como “manifestaciones de vándalos y gamberros”, para  luego pasar rápidamente al apoyo abierto, tratando de manipularlas y dirigirlas, para influir en la agenda en contra del gobierno.
Y en los tres mandatos disponibles, el gobierno no ha tenido el coraje de enfrentar la gran reforma del sector de las comunicaciones, para romper los “latifundios mediáticos” y cambiar las reglas como han hecho en otros países de América Latina (entre otros Argentina, Venezuela, Ecuador). Hoy los grandes “grupos mediáticos”, los “coroneles electrónicos” brasileños están todos a la oposición y disparan a quemarropa contra Dilma.
Sin embargo, la tormenta política causada por la carismática evangélica, es vista con cautela por muchos analistas, ya que Silva no tiene una estructura de partido consistente para gobernar y, hasta el momento, el único apoyo claro es el expresado por el sector financiero.
Y en lo que queda de esta campaña, los “spin doctors” están trabajando frenéticamente para diseñar una estrategia de imagen ganadora, al menos en la segunda vuelta.

/Marco Consolo. Programa de Relaciones Internacionales del Área Legislativa del ICAL)/

QUO VADIS !!!

¿Hacia adonde camina la economía mundial? ¿Como sigue el curso de la crisis? ¿Que pasa con la economía chilena? Son preguntas relevantes para todos, también para la política nacional y el proceso de reformas en marcha. Un pronóstico ilustrado y prudente puede quizás sugerir el escenario que sigue como uno de los más probables.  
La intervención de los Estados logró evitar que la crisis económica secular, que viene cursando en las economías centrales desde principios del siglo, alcanzara niveles de depresión mundial. Sin embargo, al proceder unilateralmente en base a estímulos monetarios sin su contraparte fiscal, ha sumido la recuperación en un estancamiento prolongado, “a la japonesa”.
Ello se debe, principalmente, a la influencia de los acreedores, categoría que incluye países, bancos y al uno por ciento más rico de la sociedad. Ellos se han apropiado de una proporción absolutamente desproporcionada de la riqueza mundial, principalmente en forma de activos financieros cuya inevitable depreciación pugnan por retrasar, aún a costa del estancamiento general.
El capital financiero aún no se depreciado en la medida que se requiere para restablecer los equilibrios globales. Al no encontrar formas productivas de rentabilizarse en las deprimidas economías centrales, se volcó hacia las economías emergentes durante el curso de la crisis, generando allí el inmenso “burbujazo” especulativo que durante la primera década del siglo infló sus monedas, acciones y materias primas.Se ha repetido así la paradoja ya experimentada en la década de 1970, que una crisis secular en las economías centrales haya provocado el coletazo de un “superciclo” de precios elevados en estos “activos” de los países emergentes.
La lenta recuperación secular de las economías centrales iniciada el 2010, ha provocado la “repatriación” parcial de estos capitales, precipitando el pinchazo del “burbujazo” en las economías emergentes. De este modo, se está repitiendo la segunda paradoja, experimentada en los años 1980, cuando la recuperación secular de las economías centrales tras su crisis de los años 1970, se tradujo en fuertes caídas de los precios de las monedas, acciones y materias primas, de las economías emergentes. En América Latina ello generó lo que CEPAL bautizó como la “década perdida”.
Lo anterior resulta posible, porque la magnitud de las economías emergentes todavía es relativamente pequeña con respecto a los capitales especulativos, lo que permite que éstos afecten los precios señalados de manera significativa.Todo esto se puede apreciar con bastante claridad en la evolución de los índices reales de las principales plazas bursátiles mundiales y las
materias primas, durante el curso de la actual crisis secular, que se inició junto con el siglo.CENDA ha venido publicando estas series, en un gráfico que muestra los índices bursátiles de los países desarrollados, emergentes y Chile, todas ellos medidos en Euros. que ha sido una moneda bastante estable, y obtenidos desde www.mscibarra.com. A estos índices bursátiles se ha superpuesto un índice del precio del cobre, asimismo expresado en Euros, construido por CENDA en base a información de www.cochilco.cl.
CENDA: Indices de bolsas mundiales y precio del cobre desde el inicio de la crisis. Ver original interactivo.
El índice bursátil de países desarrollados (“MSCI World”, línea roja en la parte baja del gráfico), refleja de modo bastante aproximado la evolución de las economías desarrolladas en el curso de la crisis. El carácter “secular”de la misma se refleja en el hecho que estas plazas han sufrido una serie de ciclos a la baja, en que las sucesivas recuperaciones no han logrado todavía alcanzar el nivel máximo anterior al inicio de la crisis.
Las bolsas de las economías centrales perdieron la mitad de su valor entre marzo del año 2000 y febrero del año 2003, al estallar la llamada “burbuja puntocom”. Luego se recuperaron hasta septiembre del año 2007, pero sólo hasta el 80 por ciento de su valor al inicio del período.
El derrumbe iniciado el “día de las brujas”, 1 de octubre del año 2007 y que se extendió hasta marzo del año 2009, las redujo nuevamente a la mitad de su valor. Tras estas dos caídas sucesivas, el valor de las bolsas de los países desarrollados se redujo a un 40 por ciento de su nivel a principios del siglo.
Luego, las bolsas de los países desarrollados iniciaron su larga recuperación que se ha extendido hasta hoy, con un bache importante el año 2011. Sin embargo, su valor al 30 de septiembre del año 2014 era todavía un 90 por ciento del que alcanzaron 14 años antes.
Las bolsas de los países emergentes muestran un comportamiento paralelo, siguiendo los ciclos antes señalados, pero distorsionados y amplificados al extremo por la influencia del capital especulativo. Al igual que los mercados desarrollados, pierden inicialmente la mitad de su valor, pero partir del 2003 se disparan, alcanzando el 2007 un nivel cerca de un 80 por ciento ¡por encima del inicial! Luego se precipitan cayendo la mitad y rebotan nuevamente hasta alcanzar el 2010 un valor un 60 por ciento por encima del que tenían a principios del siglo.
A partir del año 2011, los mercados emergentes inician una caída oscilante que se extiende hasta hoy, pero al 30 de septiembre del año 2014 todavía se mantenían un 50 por ciento por encima de su valor de marzo del año 2000.
Todas las cifras anteriores se calculan a partir de los índices bursátiles expresados en Euro, de modo que reflejan simultáneamente el comportamiento de las bolsas propiamente tales así como también de las monedas locales, las que han oscilado paralelamente. El nivel real actual de los mercados es todavía inferior, puesto que la inflación de la zona Euro ha sido baja pero no cero en la última década y media.
La bolsa chilena ha evidenciado durante estos años un comportamiento todavía más exacerbado que el conjunto de los mercados emergentes. Después de seguir muy de cerca el comportamiento de éstos hasta el 2007, la bolsa chilena se derrumba menos que las desarrolladas y emergentes y se recupera antes y muchísimo más rápido hasta fines del 2010, alcanzando en diciembre de ese año el exuberante nivel de 282 por ciento, respecto de su valor de marzo del 2000. Es decir, se triplica en medio de la crisis secular. Esta evidenciapermitió a CENDA pronosticar correctamente el subsecuente derrumbe de la bolsa chilena, que desde diciembre del 2010 y septiembre del año 2014 ha perdido el 40 por ciento de su valor.
Sin embargo, la corrección no podía durar para siempre. Como señaló CENDA en abril del 2014, los mercados emergentes vienen cayendo desde el año 2011 al mismo tiempo que los desarrollados han continuado su recuperación. De este modo el “burbujazo” que los separó violentamente desde el año 2003, se ha venido corrigiendo rápidamente.
En los hechos, si se toma un período un poco más largo, esta distorsión parece haberse corregido más o menos por completo. Desde antes de la “crisis asiática” iniciada a fines del año 1997, todos los índices mundiales bursátiles mundiales se han comportado exactamente igual. Medidos en dólares corregidos por la inflación estadounidense, entre diciembre del año 1997 y septiembre del año 2014, todos ellos han incrementado su valor a la modesta tasa de 1.1 por ciento anual, en promedio. Ello resulta similar a la tasa de crecimiento real de los principales mercados financieros mundiales a lo largo de todo el pasado siglo.
Corregido de este modo el “burbujazo” que los afectó y sin descartar que se pasen de largo hacia abajo, lo más probable es que los mercados emergentes sigan en lo sucesivo, más o menos, el tranco oscilante de estancamiento “a la japonesa” que probablemente afectará a los mercados desarrollados hasta que se deprecien los activos financieros hasta un nivel razonable.
Resulta muy ilustrativo superponer el precio del cobre a los índices bursátiles anteriores. Allí se aprecia como el denominado “superciclo” de altos precios que vivieron desde el año 2003 hasta el año 2010 resultó todavía más exagerado que el exuberante comportamiento de la bolsa chilena en el mismo período.  En efecto, mientras la bolsa chilena se triplicaba entre marzo del año 2000 hasta diciembre del año 2014, el precio del cobre ¡se cuadruplicó en el mismo período!
Por otra parte, se aprecia que la caída de la bolsa chilena entre diciembre del 2010 y septiembre del 2014 alcanza a 40 por ciento, como se ha mencionado, el cobre ha caído sólo un 25 por ciento, lo cual no augura nada bueno para el precio del metal. Si bien el precio del cobre el año 2000 (1,25 US$ 2012 / lb) es muy inferior al precio promedio de largo precio del metal (2,12 US$ 2012 / lb), una baja adicional desde sus niveles actuales (3,0 US$ 2012 / lb), parece muy probable.
Finalmente, la posibilidad que capitales especulativos provenientes de las economías centrales incida de modo determinante sobre los precios de monedas, bolsas de valores y materias primas, en economías emergentes, queda en evidencia al apreciar cuan poco pesan todavía estas últimas en el concierto de los valores financieros mundiales. En efecto, si se aprecia la evolución del conjunto de las bolsas mundiales, que incluye tanto a las de economías desarrolladas como emergentes (MSCI ACWI, línea azul en la base del gráfico), se observa que se mueve casi junto con el índice bursátil de economías desarrolladas (MSCI World, línea roja en el gráfico).
Es decir ¡el inmenso burbujazo de los emergentes apenas afecta el valor del conjunto de las bolsas mundiales!
Por Manuel Riesco Larraín, economista del CENDA
Santiago de Chile, 5 de octubre 2014
Crónica Digital