CHILE

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viernes, 29 de agosto de 2014

LA REFORMA : PROFUNDA , MÁS DIFÍCIL

No iba a ser fácil y todos lo sabíamos. Es que sin duda las apuestas son muy grandes, a la medida de las exigencias que con cada vez mayor lucidez y fuerza enarbolan millones de chilenos.
La experiencia se los dijo, a pesar de las apelaciones al “lápiz”: que la voluntad de lucha y la organización de la rebeldía fueron los elementos imprescindibles para poner fin a casi dos décadas de dictadura.
Y esa aprendida lección fue recitada en las calles de Chile desde las memorables jornadas pingüinas de 2006 hasta las multitudinarias movilizaciones de 2011.Mientras, de paso, el apoyo mayoritario se expresaba de múltiples formas en torno a la urgencia de reformar la educación a la que se venía condenando a los jóvenes.
Las murallas que se levantan, con pretextos a veces disimulados aunque en su mayor parte “transparentes” hasta la desvergüenza, no hacen sino ratificar las urgencias. Sí, intereses creados, conflictos de intereses, “indignado” temor a perder una fuente de ingresos conformado por la necesidad de muchos, de una parte, y el abandono por el Estado de una de sus funciones preferentes, de la otra.
Si alguien se sorprende, es porque no había medido la profundidad de su propia demanda. Si alguien se desalienta, es porque ha olvidado su propia fuerza cuando ésta se incorpora a la inmensa mayoría.
La vieja y la nueva derecha, haciendo abuso de su prensa monopolizada hasta el extremo, se empeña en movilizar a la minoría vistiéndola de mayoría. Para eso están sus medios escritos, radiales y televisivos. Y para eso están también los trucos, todo menos sutiles, de sus encuestas.
Divertido hasta la carcajada libre y espontánea sería el espectáculo de tantos viejos enemigos de la educación pública y titulados difamadores de los trabajadores de la educación, si no fuera más fuerte una reacción de rechazo indignado ante tanta hipocresía y desprecio por la inteligencia de la gente.
No dejan arma sin utilizar, pasando sus trapos de limpieza sobre la herrumbre de herramientas que ya la historia ha condenado al olvido. Dogmas y temores, dignidades heridas y derechos supuestamente amenazados, son igualmente movilizados en la nueva cruzada por los fueros del pasado. Para sacarle más brillo, sólo les falta un mártir que enarbolar, lo que no podrán hallar porque ellos -las víctimas, los “mártires”- están en su vereda del frente: son los cientos de miles de niños y muchachas y muchachos sacrificados en el altar del dios dinero o el dios lucro.
Es evidente que las materias a tratar en la reforma educacional son, por su mismo carácter, complejas y difíciles de exponer. No es ajeno a ello el entramado de entidades involucradas, los niveles y grados de pertenencia, fueros y prerrogativas, la abundancia de autoridades generales y sectoriales, la aridez misma de ciertas zonas en que adquieren mayor evidencia los intereses pecuniarios.
Y como es cierto que “a río revuelto, ganancia de pescadores”, todo ello conspira contra un debate limpio y ordenado.
Por todo eso, los relojes de la historia indican la hora de la movilización y la discusión abierta y sin complejos, para oponer el derecho y la razón a los por lo menos discutibles fueros de la minoría.
Fernando Quilodrán Rodríguez
Escritor. Director de El Siglo. Ex Presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (1999, 2001 y 2003)

FUENTE : EL QUINTO PODER
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EDUCA-TV. CUBA Y SU EDUCACIÓN.

NO BASTA CON TENER BUENAS IDEAS SINO TENER FUERZA PARA LOGRAR EL CAMBIO..

concha.jpgNO BASTA CON TENER BUENAS IDEAS SINO TENER FUERZA PARA LOGRAR EL CAMBIO..surge la gran tarea: acumular fuerzas
Los que estamos en contra de las concesiones hospitalarias sabemos que el problema es complejo, porque hay muchos factores en juego. Las concesiones tienen por objeto la ganancia y mientras más abundante mejor. Su objetivo final es lucrar con la salud. Eso no se puede obtener sólo cuidando enfermos, porque hoy la salud es más compleja y más cara, sino con áreas de ganancia complementarias con subsidios obligados. Estas ventajas han sido entregadas por el estado chileno, en desmedro del derecho a la salud de los ciudadanos. En cambio, el objetivo de la salud pública es ganar el mejor nivel de salud de la población. Por eso, los hospitales concesionados no sirven para una política de salud para todos los chilenos.
El fondo del problema es que unos reconocen que la concesión es lucro. Otros no. Por tanto hay aquí un problema de fuerzas. Las concesiones son el paisaje de fondo del conflicto del Hospital del Salvador. Hay una desproporción de fuerzas entre un conflicto aparentemente local y las posiciones defensoras de las concesiones. Están enfrentados David y Goliat. Leído o no este pasaje bíblico, todos saben el resultado: ganó David. Por eso, los que apoyamos este movimiento no podemos echar al aire cualquiera opinión que reduzca las fuerzas de David o favorezca las de Goliat. Acompañamos al movimiento, expresamos nuestras aprehensiones si las hay, en el marco de la confianza y de la prudencia política. Pero no podemos imponer nuestra opinión, ni difundirla inoportunamente. Nuestro rol es acompañarlo, respaldarlo, fortalecerlo, apoyarlo. La decisión de dar la batalla es del movimiento de masas, así como la de continuarla o ponerle fin, decidiendo el momento y las condiciones.
Digan lo que digan, este conflicto obligó a reconocer que los hospitales concesionados son más caros. El Gobierno ha llamado a conversar a través del Ministerio de Interior. Trabajadores, técnicos, profesionales y usuarios del Hospital del Salvador han hecho un llamado de alerta a sus equipos de salud del país, para que la guadaña del lucro no arranque de raíz los derechos laborales y no coloque peajes al acceso a la atención hospitalaria o deteriore la calidad de la atención, para contener los costos y mantener el lucro.
La batalla de las concesiones no se termina hoy. Es un problema político que afecta el porvenir. El lucro no le sirve a la política de salud que se propone garantizar el goce del mejor estado de salud para todos los chilenos, sin distinción de raza, religión, pensamiento político o de su posición social o económica, como uno de los derechos fundamentales de cada ser humano.
Pero no basta con tener buenas ideas sino tener fuerza para lograr el cambio. De allí surge la gran tarea: acumular fuerzas; en primer lugar, conciencias. La primera es conseguir que los partidos de la Nueva Mayoría asuman que su política de salud es parte constitutiva de su política general de cambios. La segunda es colocar el tema de las concesiones en la opinión pública y desarrollar un gran debate nacional, incluso hasta el Parlamento.
En el largo plazo, hay que reunir una fuerza política y de masas, de opinión pública e información capaz de producir tal viraje, que logre impedir que la política de concesiones entreguista continúe. Por ejemplo, que los trabajadores y los usuarios hagan desistir a los concesionarios continuar con la construcción, o desbaratar la entrega de ventajas desorbitadas, como el usufructo de las medidas que aseguran el lucro. O que se obtenga un pronunciamiento del Parlamento que excluya de las concesiones las regalías entreguistas otorgadas a las concesionarias; en otras palabras, dar término a las concesiones que venden la salud de los chilenos para el lucro de concesionarias y sus asesores.
Sobre el Autor: Juan Carlos Concha es Médico Cirujano Doctor en Salud Pública ex Ministro de Salud del Gobierno de Salvador Frente Allendista de la Araucanía de, miembro del Comité Central del Partido Juventudes Comunistas Sexta de Chile, coordinador de Taller de Salud “Doctora Tegualda Monreal” del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL).

TRABAJADORES , VOZ DE MAYORÍA



Estaríamos divididos en quintiles, habría una “clase media”, sectores “aspiracionales”, “emprendedores”… Pero lo cierto es que la división esencial –o, si se quiere, la “clasificación”- seguirá radicando en lo que ya en el siglo XV Jorge Manrique establecía entre “los que viven de sus manos y los ricos”.

Y “los que viven de sus manos”, de su inteligencia y su esfuerzo, siguen siendo los mayoritarios.  Y “los ricos”, minoría han sido y minoría lo serán hasta que un nuevo aviso de la historia los consigne a los lugares donde sólo yace el olvido.

Pero también es bueno intentar algunas precisiones, porque en la categoría de “los ricos” no sería lícito ni riguroso encerrar a todos aquellos que han logrado, por su esfuerzo y muchas veces a través de generaciones, “armarse” de un mejor estar. Es decir, que puedan ser propietarios, y no de una mediagua. Que hayan prosperado en su oficio o actividades.


No, no son ellos “los ricos” a que aludía en su poema inmortal el gran poeta español. 

Más bien se trataría de los llamados “grandes de este mundo”: reyezuelos y jeques, potentados industriales, exitosos acaparadores, “caballeros de industria”, especuladores, fabricantes de armas de destrucción masiva, envenedadores de subsuelos y superficies. Y el que se pueda predicar que a la hora de la muerte “allegados son iguales…”, no es más que un leve consuelo que en nada modifica las dramáticas cifras de postergados de la Tierra.

Por estos días marchan en esta exigua porción del planeta que nos ha sido dado compartir, centenares y miles de “los que viven de sus manos”. Los acompañan generaciones más recientes, hijas e hijos suyos, sedientos también de justicia y que comparten la indignación ante sistemas, modelos e instituciones que los postergan en sus más que fundadas aspiraciones.
Los trabajadores demandan un “nuevo trato laboral”. 

Exigen  reglas al menos pares de tratamiento de sus condiciones de trabajo. No aceptan las imposiciones que, manu militari, se les impusiera aplastando sus históricas conquistas, destruyendo sus organizaciones, intentando –vanamente, a pesar del poder de fuego desplegado- interrumpir la continuidad de su conciencia.

Y están en las calles de “su” patria. 

“Reformas Laborales”, han llamado al conjunto armonioso de su programa. Saben que lo que puedan avanzar hoy no es suficiente, pero asumen como una conquista preciosa e indispensable los grados de cohesión que alcanzarán en este caminar que han emprendido bajo los estandartes de sus sindicatos y federaciones y de su Central Unitaria.

Marchan… Vienen desde la Santa María de Iquique, desde la vieja FOCH, la CTCH y la primera CUT. Reverdecen sus viejos y honrados estandartes. Recuerdan y veneran a sus pioneros, a los que dedicaron toda su vida a la causa de los “proletarios de todos los países”. Recuperan la dulce tradición de las solidaridades de clase. Se hacen voceros de todas y todos cuantos sufren de las lacras de un sistema injusto y discriminador, porque están conscientes de que en su gestión liberadora su destino es hacerse cargo del conjunto de la sociedad. Su vocación es abrir las puertas de la libertad y la justicia. Son los tribunos de su tierra y de su tiempo. Desechan todo dogma, así como desprecian todo condicionamiento que se pretenda imponerles desde las trincheras adversarias.

Son la voz de los que portan en sus brazos abiertos el contenido profundo de la historia.

FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"