CHILE

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jueves, 22 de noviembre de 2012

¿DONDE ESTA EN REALIDAD LA ABSTENCION?


Parece ya un dato inamovible que las elecciones parlamentarias del próximo año se realizarán en plena vigencia del aberrante sistema electoral impuesto por la dictadura.
Tras el impacto producido por la alta abstención ciudadana en las elecciones municipales recientes, habría sido esperable que la auto denominada “clase política” hubiera extraído lecciones de mayor envergadura que las que vemos circular  estos días en dependencias de gobierno y pasillos partidarios.
La publicitada “ley de primarias” puede tener muchos méritos, pero apenas si roza la institucionalidad política.
La imperiosa necesidad de una severa revisión del padrón electoral, no puede reemplazar por sí sola la consideración y superación de otros condicionamientos que afectan al núcleo mismo del sistema electoral.
Una mirada somera al panorama de hoy indica, al menos, la siguiente, por decirlo suavemente, anomalía: un distritaje hecho a la medida de la derecha, mediante el cual el “costo en votos” de un diputado o senador de la “Alianza” es claramente inferior al de los elegidos por los otros partidos.
Sostiene el gobierno que está dispuesto a recibir propuestas para superar el binominal, pero advierte que desde la oposición no hay “propuestas concretas”. Pregunta: si la derecha gobernante está “dispuesta” a corregir el sistema electoral, ¿no debería, ella, tener una “propuesta”?
Escuchando a los próceres de la derecha, es difícil obtener una mínima claridad respecto a sus posiciones.
El argumento central y recurrido de los discursos de la llamada “centro derecha”, es que el binominal “garantiza la gobernabilidad”.
Hace algunos días tuvo el país una muestra de ello. Por 63 votos contra 23, la cámara de diputados “aprobó” la reforma que establecía la elección de los Cores (Consejeros regionales) por el voto ciudadano. La realidad fue que por 23 votos contra 63, la cámara de diputados “rechazó” esa reforma.
Es que para la derecha, por cierto bien “pinochetista”, gobernabilidad es sinónimo de gobierno de la minoría.
Entonces, tan urgente como “limpiar” el padrón electoral de fallecidos y excluidos por “pena aflictiva” y ciertamente posibilitar el voto de los compatriotas que residen en el exterior y a los que es absurdo e insultante exigirles prueba de “chilenidad”, es devolverle al “soberano” su indiscutible potestad a la hora de  decidir sobre su futuro.
Entre las alternativas que a la hora de una discusión puramente bizantina se lanzan al ruedo de las polémicas sin destino, está el confeccionar distritos que elijan un solo diputado, copiando así modelos de países con tradiciones y realidades absolutamente distintas a las nuestras. No es imposible, pero ¿cuál sería el propósito? ¿Tendría nuestro país que hacerse semejante a aquellos en donde, como en Inglaterra o en Estados Unidos, impera un sistema bipartidista (bastante vulnerado en Inglaterra, a decir verdad, en los últimos años), y que corresponde a una realidad y tradición del todo diferente?
“Leyes orgánicas constitucionales” “quórums calificados”, un Tribunal Constitucional que puede de una plumada dejar sin efecto decisiones del parlamento, son algunas de las “joyas de la corona” de un sistema electoral diabólicamente diseñado e impuesto por la dictadura y que este país -y eso sí es una “vergüenza nacional”- no sido capaz de corregir y superar.
Para hablar claro y simple, no es la ciudadanía la gran “abstinente” en nuestra democracia en nada representativa: es la derecha, son lo albaceas del pinochetismo, los que marcan las mayores cuotas de “abstención democrática”.
FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"