CHILE

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jueves, 5 de junio de 2014

EL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE CUMPLE 102 AÑOS

El 4 de junio de 1912, un grupo de trabajadores avanzados, encabezados por Luis Emilio Recabarren, fundan en Iquique el Partido Obrero Socialista (POS), el que en 1922 resolvería llamarse Partido Comunista de Chile.
El más de un siglo transcurrido desde entonces, ha estado traspasado por acontecimientos dramáticos que, tanto a nivel mundial como nacional, lo han marcado profundamente.
La pregunta que surge como inevitable es si –y en caso afirmativo, cómo- un destacamento político, u otro de cualquiera condición, pudo y puede hasta hoy mantener los rasgos esenciales de su identidad.
Para responder a esa pregunta es útil repasar los escenarios que dieron lugar al surgimiento, como es el caso que aquí nos ocupa, del primer partido político de la clase obrera chilena.
Pregunta por su “oportunidad”, es decir, por el momento histórico de su surgimiento. Y si de responder a este requerimiento se trata, bueno es establecer como antecedente el surgimiento de la clase obrera, sus primeros destacamentos, su concentración geográfica y por rama de la producción. En esa “prehistoria” abundan los intentos por dar forma a órganos independientes; es decir, expresiones ideológicas y políticas propias, lo que ya implicaba el rompimiento de los lazos que ataban a muchos trabajadores avanzados a orgánicas políticas pluriclasistas o simple y abiertamente burguesas.
Los comienzos del siglo XX, en Chile y el mundo, fueron pletóricos o al menos anunciadores de trastornos profundos. En sus primeras décadas se inscriben una guerra mundial y una revolución social que marcaría el siglo casi hasta su término: la revolución bolchevique, que puso fin al imperio y la dominación zarista.
Tiempos de agudas controversias incluso en el interior de lo que entonces se denominaba “socialdemocracia”, al enfrentarse sus líderes nacionales a la disyuntiva de una guerra imperialista que ponía a prueba las “nuevas” convicciones que habían llegado para desplazar en la conciencia de los trabajadores los rasgos subsistentes de un nacionalismo estrecho.
También es de consignar cómo desde otras trincheras la entonces llamada “cuestión social” da lugar a importantes desarrollos que tienen como protagonistas, entre otros, a instituciones como la Iglesia Católica, que desarrolla lo que se conocerá como su “doctrina social”.
Muchas pruebas han debido sortear los partidos políticos democráticos, en nuestro país y en el mundo. Cada una de ellas, ha ido afinando su identidad y, cuando han logrado mantenerse anclados en sus principios, han podido enfrentar las tormentas y salir victoriosos de ellas.
Estos 102 años del Partido Comunista de Chile, de seguir su trayecto desde ese día fundacional hasta nuestro estricto presente, son en gran parte una muestra del devenir social y político de Chile.
Legal o ilegal, en el gobierno o fuera de él, clandestino o actuando libremente en todo el vasto espectro social y político del país, el Partido Comunista de Chile ha sabido mantener con igual fuerza su vocación de exponente político de los trabajadores –no a título exclusivo pero sí con marcada vocación de tal- junto con una irrevocable voluntad de unir tras las banderas de los cambios sociales en pos de la justicia y la democracia a cada vez más amplios sectores sociales y políticos cuyos aportes desde su propia individualidad acercarán las horas de cambios cada vez más profundos, hasta alcanzar el umbral de ese estadio que los fundadores llamaron “la emancipación total de la Humanidad”.

FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"