CHILE

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lunes, 1 de septiembre de 2014

82 AÑOS DE COMBATE - SEMANA AMARANTO JJCC


TRIUNFARÁN LAS IDEAS JUSTAS O TRIUNFARÁ EL DESASTRE

La sociedad mundial no conoce tregua en los últimos años, particularmente desde que la Comunidad Económica Europea, bajo la dirección férrea e incondicional de Estados Unidos, consideró que había llegado la hora de ajustar cuentas con lo que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx, habían llevado a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperialista impuesto al mundo por Europa y Estados Unidos.
En la antigua Rusia estalló una revolución que conmovió al mundo.
Se esperaba, que la primera gran revolución socialista tendría lugar en los países más industrializados de Europa, como Inglaterra, Francia, Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Ésta, sin embargo, tuvo lugar en Rusia, cuyo territorio se extendía por Asia, desde el norte de Europa hasta el Sur de Alaska, que había sido también territorio zarista, vendido por unos dólares al país que sería posteriormente el más interesado en atacar y destruir la revolución y al país que la engendró.
La mayor proeza del nuevo Estado fue crear una Unión capaz de agrupar sus recursos y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos desarrolladas, víctimas inevitables de la explotación colonial. ¿Sería o no conveniente en el mundo actual una verdadera sociedad de naciones que respetara los derechos, creencias, cultura, tecnologías y recursos de lugares asequibles del planeta que a tantos seres humanos les gusta visitar y conocer?¿Y no sería mucho más justo que todas las personas que hoy, en fracciones de segundo se comunican de un extremo a otro del planeta, vean en los demás un amigo o un hermano y no un enemigo dispuesto a exterminarlo con los medios que ha sido capaz de crear el conocimiento humano?
Por creer que los seres humanos podrían ser capaces de albergar tales objetivos, pienso que no hay derecho alguno a destruir ciudades, asesinar niños, pulverizar viviendas, a sembrar terror, hambre y muerte en todas partes. ¿En qué rincón del mundo se podrían justificar tales hechos? Si se recuerda que al final de la masacre de la última contienda mundial el mundo se ilusionó con la creación de las Naciones Unidas, es porque gran parte de la humanidad la imaginó con tales perspectivas, aunque no estuviesen cabalmente definidos sus objetivos. Un colosal engaño es lo que se percibe hoy cuando surgen problemas que insinúan el posible estallido de una guerra con el empleo de armas que podrían poner fin a la existencia humana.
Existen sujetos inescrupulosos, al parecer no pocos, que consideran un mérito su disposición a morir, pero sobre todo a matar para defender privilegios bochornosos.
Muchas personas se asombran al escuchar las declaraciones de algunos voceros europeos de la OTAN cuando se expresan con el estilo y el rostro de las SS nazis. En ocasiones hasta se visten con trajes oscuros en pleno verano.
Nosotros tenemos un adversario bastante poderoso como lo es nuestro vecino más próximo: Estados Unidos. Le advertimos que resistiríamos el bloqueo, aunque eso podía implicar un costo muy elevado para nuestro país. No hay peor precio que capitular frente al enemigo que sin razón ni derecho te agrede. Era el sentimiento de un pueblo pequeño y aislado. El resto de los gobiernos de este hemisferio, con raras excepciones, se habían sumado al poderoso e influyente imperio. No se trataba por nuestra parte de una actitud personal, era el sentimiento de una pequeña nación que desde inicios de siglo era una propiedad no solo política, sino también económica de Estados Unidos. España nos había cedido a ese país después de haber sufrido casi cinco siglos de coloniaje y de un incalculable número de muertos y pérdidas materiales en la lucha por la independencia.
El imperio se reservó el derecho de intervenir militarmente en Cuba en virtud de una pérfida enmienda constitucional que impuso a un Congreso impotente e incapaz de resistir. Aparte de ser los dueños de casi todo en Cuba: abundantes tierras, los mayores centrales azucareros, las minas, los bancos y hasta la prerrogativa de imprimir nuestro dinero, nos prohibía producir granos alimenticios suficientes para alimentar la población.
Cuando la URSS se desintegró y desapareció también el Campo Socialista, seguimos resistiendo, y juntos, el Estado y el pueblo revolucionarios, proseguimos nuestra marcha independiente.
No deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta historia. Prefiero más bien recalcar que la política del imperio es tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia.
Algo que se ha convertido en un símbolo de la política imperial es el cinismo.
Como se conoce, John McCain fue el candidato republicano a las elecciones de 2008. El personaje salió a la luz pública cuando en su condición de piloto fue derribado mientras su avión bombardeaba la populosa ciudad de Hanói. Un cohete vietnamita lo alcanzó en plena faena y nave y piloto cayeron en un lago ubicado en las inmediaciones de la capital, colindante con la ciudad.
Un antiguo soldado vietnamita ya retirado, que se ganaba la vida trabajando en las proximidades, al ver caer el avión y un piloto herido que trataba de salvarse se movió para auxiliarlo; mientras el viejo soldado prestaba esa ayuda, un grupo de la población de Hanói, que sufría los ataques de la aviación, corría para ajustar cuentas con aquel asesino. El mismo soldado persuadió a los vecinos que no lo hicieran, pues era ya un prisionero y su vida debía respetarse. Las propias autoridades yankis se comunicaron con el Gobierno rogando que no se actuara contra ese piloto.
Aparte de las normas del Gobierno vietnamita de respeto a los prisioneros, el piloto era hijo de un Almirante de la Armada de Estados Unidos que había desempeñado un papel destacado en la Segunda Guerra Mundial y estaba todavía ocupando un importante cargo.
Los vietnamitas habían capturado un pez gordo en aquel bombardeo y como es lógico, pensando en las conversaciones inevitables de paz que debían poner fin a la guerra injusta que le habían impuesto desarrollaron la amistad con él, que estaba muy feliz de sacar todo el provecho posible de aquella aventura. Esto, desde luego, no me lo contó ningún vietnamita, ni yo lo habría preguntado nunca. Lo he leído y se ajusta completamente a determinados detalles que conocí más tarde. También leí un día que Mister McCain había escrito que siendo prisionero en Vietnam, mientras era torturado, escuchó voces en español asesorando a los torturadores qué de­bían hacer y cómo hacerlo. Eran voces de cubanos, según McCain. Cuba nunca tuvo asesores en Vietnam. Sus militares conocen sobradamente cómo hacer su guerra.
El General Giap fue uno de los jefes más brillantes de nuestra época, que en Dien Bien Phu fue capaz de ubicar los cañones por selvas intrincadas y abruptas, algo que los militares yankis y europeos consideraban imposible. Con esos cañones disparaban desde un punto tan próximo que era imposible neutralizarlos sin que las bombas nucleares afectaran también a los invasores. Los demás pasos pertinentes, todos difíciles y complejos, fueron empleados para imponer a las cercadas fuerzas europeas una bochornosa rendición.
El zorro McCain sacó todo el provecho posible de las derrotas militares de los invasores yankis y europeos. Nixon no pudo persuadir a su consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, de que aceptara la idea sugerida por el propio Presidente cuando en momentos de relajamiento le decía ¿Por qué no le lanzamos una de esas bombitas Henry? La verdadera bombita llegó cuando los hombres del Presidente trataron de espiar a sus adversarios del partido opuesto ¡Eso sí que no podía tolerarse!
A pesar de eso lo más cínico del Sr. McCain ha sido su actuación en el Cercano Oriente. El senador McCain es el aliado más incondicional de Israel en las marañas del Mossad, algo que ni los peores adversarios habrían sido capaces de imaginar. McCain participó junto a ese servicio en la creación del Estado Islámico que se apoderó de una parte considerable y vital de Irak, así como según se afirma, de un tercio del territorio de Siria. Tal Estado cuenta ya con ingresos multimillonarios, y amenaza a Arabia Saudita y otros Estados de esa compleja región que suministra la parte más importante del combustible mundial.
¿No sería preferible, luchar por producir más alimentos y productos industriales, construir hospitales y escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan desesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que llevan a la muerte a más de la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólogos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar enfermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el dengue, la chikungunya, la diabetes y otras que afectan las funciones vitales de los seres humanos?
Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultura y desarrollo de los valores humanos ¿Qué esperan para hacerlo?
Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre.
Fidel Castro Ruz
Agosto 31 de 2014
10 y 25 p.m.

EL ESTADO NO ES NEUTRO : EL FUTURO DE LAS REFORMAS DEL GOBIERNO

Pareciera de sentido común que no da lo mismo quien ocupe el gobierno en una democracia.
Los partidos políticos y los grupos organizados de la sociedad civil compiten entre sí para poder dirigir y/o influir en el Estado, y así elaborar políticas públicas que les permitan satisfacer sus intereses en cuanto grupos organizados.
Comprender estos principios es fundamental para asegurar la estabilidad política de un gobierno, ya que este debe ser coherente a la hora de gobernar. Aquellos grupos que fueron derrotados en el proceso eleccionario por el control del Ejecutivo intentarán siempre corregir su gestión para acercarla a su propia visión de cómo debe funcionar el Estado, por lo que el conflicto entre los grupos organizados es un fenómeno normal y deseable en una democracia.
Sin embargo, un gobierno que plantea la necesidad de crear reformas estructurales no puede funcionar de la misma manera que un Estado que no plantea grandes transformaciones. Al modificar el statu quo, un gobierno se hace enemigo de un conjunto de actores que ven afectados sus intereses, lo cual es natural en un modelo de democracia liberal representativa como la nuestra. Por dicha razón, debe usar todo su poder para lograr que sus objetivos se cumplan, ya que sus enemigos políticos actuarán de todas las maneras posibles para que los cambios no ocurran. Quien busca el cambio del estado de las cosas debe usar su poder para lograrlo. La necesidad de procesos de reforma estructural en ámbitos como la tributación, la educación y un cambio de constitución ha hecho que los partidos políticos pertenecientes a la ex Concertación ahora funcionen como una Nueva Mayoría, siendo su piedra angular el programa de gobierno que selló el pacto electoral y permitió la llegada de esta Nueva Mayoría al gobierno. El programa de la Nueva Mayoría funciona como un piso para las reformas sobre el cual se cimentarán los cambios requeridos no solo desde el gobierno, sino también desde la sociedad civil y los movimientos sociales.
Sin embargo, en base a lo planteado, es preocupante la respuesta del gobierno a una negación lógica por parte de la oposición a su programa de gobierno. El tan temido regreso de la política de los acuerdos sobre cómo se ha abordado la reforma tributaria sacó ronchas en el Partido Comunista, y fue considerado como algo positivo y parte de una democracia sana desde la Democracia Cristina y la oposición. La Nueva Mayoría debe comprender que el Estado no es un actor neutro: quien ocupa el gobierno busca satisfacer los intereses de una cantidad de actores, y dejar insatisfechas las demandas de otros.
Comprender que el Estado no es neutro significa a su vez la negación de la democracia de los acuerdos, ya que esta hace daño a la democracia como forma de gobierno (y a la Nueva Mayoría) y la aleja de las promesas que hizo a la ciudadanía. A la vez, genera suspicacias desde la sociedad civil y legitima la antipatía de los ciudadanos a los partidos políticos y a la política como actividad. Si la reforma tributaria se cerró con un acuerdo amplio innecesario, nada asegura a la ciudadanía que la Nueva Mayoría no haga lo mismo con la reforma educacional y la nueva Constitución.
La Nueva Mayoría puede poner en riesgo todo un proyecto si no comprende que su rol como gobierno no es neutro. El futuro de las reformas se basa en comprender que las mayorías son para usarlas, y que en el proceso hay ganadores y perdedores. Llevar a cabo las reformas tal como se plantean en el programa de gobierno no solo es necesario para un país más justo, sino que necesario para cumplir con lo prometido a la ciudadanía, la cual hizo un gesto de confianza al votar por un proyecto y no optar por otro.
La reforma a la educación, como la creación de una nueva Constitución por medio de una Asamblea Constituyente, son el corazón del programa de gobierno, y su cumplimiento parcial pone en riesgo a la existencia tanto de la Nueva Mayoría como del éxito del gobierno.
Debemos ser honestos a la hora de hacer política: es imposible dejar a todos los actores conformes con una reforma estructural, sobre todo si esta afecta sus intereses.
Las mayorías son para usarlas y no para amenazar sobre su uso. Al plantear reformas estructurales, un gobierno se define como un actor no neutral a la hora de satisfacer los intereses de un grupo sobre los de otros, y si actúa de forma neutral llamando a amplios acuerdos, se vuelve incoherente e impotente. El poder es para usarlo, y se debe usar para cumplir lo prometido. La desconfianza es una enfermedad que socaba a la democracia, y nace de la palabra incumplida. No comprender que el Estado no es neutro implica que la Nueva Mayoría está comenzando a cavar su propia tumba, y sin saberlo.   

Francisco Quiero/ Coordinador del Programa de Reformas Políticas y Constitucionales.
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