CHILE

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viernes, 5 de julio de 2013

EL NUEVO REFERENTE DE MAYORÍA PARA LAS URGENTES TRANSFORMACIONES



Los resultados de las recientes elecciones primarias reflejan, como se ha dicho o insinuado hasta ahora en variados análisis políticos, un diseño político para enfrentar a la derecha y para articular mayorías que tiende a controlar pero no inhibir las diferencias y a relevar las coincidencias en el plano de las transformaciones políticas.
La derecha, principal derrotada en esta primaria junto a las posiciones inmovilistas presentes en los partidos de la oposición, ya cuenta como contraparte con un nuevo referente político que viene a disputar el contenido, en tránsito, de un nuevo modelo de sociedad cuyo principal desafío será cuajar las altas expectativas ciudadanas con la capacidad creciente de construir mayorías transversales en el espacio social y político que sustenten los necesarios e impostergables cambios.
Asimismo, los resultados de estas elecciones primarias muestran que las resistencias enconadas a provocar cambios se ubican en los sectores más acomodados, es decir el 10% de la población, o la denominada “cota mil” que se beneficia de forma excluyente del modelo imperante, pero que numéricamente son una minoría nacional y que la voluntad genuina de transformación, que es mayoritaria, es ante todo de corte popular.
Si bien la amplia convocatoria y adhesión ciudadana en estas elecciones primarias no resuelve el problema de la participación, ni mucho menos la crisis de legitimidad de las instituciones y del sistema político chileno, sí constituye un significativo atisbo de un importante sector de la sociedad que está involucrado en el devenir de la política y que se moviliza a través del poder del voto.
Sigue siendo un desafío vivo de este periodo construir confianzas con un mundo juvenil- estudiantil que no cree en el proyecto político en gestación, donde la clave es la consistencia y más consistencia entre el decir y el hacer en política. Mucho de lo anunciado por la candidata presidencial de la Nueva Mayoría, como obra gruesa, es coincidente con las demandas del movimiento social, pero resta camino para que exista credibilidad y satisfacción con lo propuesto. Al respecto, la deuda social de legitimidad sigue siendo grande, especialmente en las nuevas generaciones.
Sin embargo, hasta ahora los avances transitan del espacio simbólico de la voluntad política al compromiso tangible, restando como desafío en proyección un componente esencial para el nuevo momento, la voluntad expresa de operacionalizar una renovada política pública que debe abrirse camino en perspectiva re-fundacional del Estado chileno.
La Nueva Mayoría tiende a constituirse de este modo en un nuevo y genuino referente de centro-izquierda cuyo foco, a diferencia del pasado, está en la realización de transformaciones profundas que aborden las principales rupturas de una sociedad muy segmentada, y no en los consensos que promueven una insuficiente y anodina paz social.
La votación del candidato Velasco, siendo importante y numerosa, no es decisiva para efectos del contenido programático de la Nueva Mayoría en el plano de las transformaciones de las estructuras sociales y políticas. Sus propuestas y retórica colisionan con la mirada de los otros tres candidatos, que en los ejes principales de sus propuestas plantean las fundamentales transformaciones económicas, políticas y sociales, cuyas diferencias estaban en las intensidades y gradualidades, y que a luz de los resultados debiesen abrirse a una nítida voluntad ciudadana.
En este sentido, las expectativas de cambio social encuentran direccionalidad en el actual momento político y en especial en un espacio en construcción que recoge los sueños de un Chile en el que impere la igualdad.
Educación gratuita y fortalecimiento de la educación pública, Nueva Constitución, Reforma Tributaria con justicia fiscal y sentido redistributivo, son contenidos programáticos que explican y fundamentan la inmensa ciudadanía que se volcó a votar por la Nueva Mayoría.
No es sobre optimista pensar que tan numeroso grupo de personas esté visualizando más transformaciones y más y mejores derechos sociales, por ejemplo en el ámbito de los trabajadores, abordando el problema estructural de la desigualdad social como expresión de bajos ingresos. Muy por el contrario, la demanda ciudadana y social se abre camino cuestionando las bases del Estado Subsidiario.
La Nueva Mayoría debe estar atenta a una ciudadanía empoderada y activa, que busca y demanda una nueva práctica política. Que no se agota ni concluye en los partidos políticos, y que debe estar disponible en clave de intercambio y retroalimentación vinculante con los movimientos y las organizaciones sociales, con los sindicatos, las comunidades y los ciudadanos; son muchas las identidades y realidades que cohabitan en la sociedad chilena y la exclusión y/o cooptación no pueden ser el patrón que articule el nuevo vínculo socio-político en gestación.
La ciudadanía demostró estar deseosa y ávida de prácticas políticas que pongan al centro la unidad de las actuales fuerzas opositoras y de un sentido común que favorezca transformaciones sustantivas. El mensaje es que no basta con desplazar a la derecha del gobierno, sino que es urgente impulsar reformas de corte estructural que hagan vivenciables en lo cotidiano cambios fundamentales para nuestra convivencia.
Por lo mismo, lo que se demandan no son consensos en base a la indefinición y al falso empate, sino que acuerdos políticos que emergen desde las diferencias. Es decir, zanjar con sentido de justicia social e igualdad demasiados conflictos pendientes que fueron desafectando a la ciudadanía de las instituciones de la política y que redundan en una sociedad en extremo postergada en sus principales contenidos. De esta manera, la lógica de la contención y concertación social que prevaleció durante la década de los 90 ya no es una fórmula razonable de impulsar, porque en lo esencial ya no es de mayorías. El rasgo característico del nuevo ciclo político y por ende de la nueva Mayoría, debe estar en el diálogo social y político de corte efectivo, que movilice con sentido orgánico y perspectiva de proyecto fuerzas políticas y sociales orientadas a la transformación.
Políticas públicas para acortar las desigualdades, justicia social, dignidad para los usuarios del sistema público, en educación (gratuidad y fin al lucro) y salud (coberturas dignas), control efectivo del sistema privado para evitar los abusos, y un marco constitucional legítimo en su origen y contenido, son las nociones que guían a quienes hoy se siente representados por la Nueva Mayoría.
Cuál ha sido el papel de la izquierda al interior de la Nueva Mayoría en este proceso y en la instalación de dichos conceptos. Al parecer decisivo, puesto que ha dado significado, coherencia, sentido de realidad y proyecciones a las demandas sociales que configuran la nueva realidad nacional. Lo anterior, superando el anticomunismo de múltiples signos y orientaciones políticas, y articulando un discurso que frente a la fragmentación programática contribuye a centralizar ideas y desafíos políticos.

Por
Marcos Barraza Gómez. Director ejecutivo del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL)