CHILE

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domingo, 29 de noviembre de 2015

X. EL FUGITIVO (CANTO GENERAL )

XII

A TODOS, a vosotros, 
los silenciosos seres de la noche
que tomaron mi mano en las tinieblas, a vosotros, 
lámparas
de la luz inmortal, líneas de estrella, 
pan de las vidas, hermanos secretos, 
a todos, a vosotros, 
digo: no hay gracias, 
nada podrá llenar las copas 
de la pureza, 
nada puede
contener todo el sol en las banderas 
de la primavera invencible, 
como vuestras calladas dignidades. 
Solamente
pienso
que he sido tal vez digno de tanta 
sencillez, de flor tan pura, 
que tal vez soy vosotros, eso mismo, 
esa miga de tierra, harina y canto, 
ese amasijo natural que sabe 
de dónde sale y dónde pertenece. 
No soy una campana de tan lejos,
ni un cristal enterrado tan profundo 
que tú no puedas descifrar, soy sólo
pueblo, puerta escondida, pan oscuro, 
y cuando me recibes, te recibes 
a ti mismo, a ese huésped 
tantas veces golpeado
y tantas veces 
renacido. 
                A todo, a todos,
a cuantos no conozco, a cuantos nunca 
oyeron este nombre, a los que viven 
a lo largo de nuestros largos ríos, 
al pie de los volcanes, a la sombra 
sulfúrica del cobre, a pescadores y labriegos, 
a indios azules en la orilla
de lagos centelleantes como vidrios, 
al zapatero que a esta hora interroga 
clavando el cuero con antiguas manos, 
a ti, al que sin saberlo me ha esperado, 
yo pertenezco y reconozco y canto.

Pablo Neruda