CHILE

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viernes, 9 de agosto de 2013

HOJA INFORMATIVA EXTRA


COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS.
 
COMVOCAMOS AL CONJUNTO DE NUESTRO PARTIDO A QUE Este domingo 11 de Agosto a las 12:00 hrs, Acompañemos a los familiares de nuestro QUERIDO COMPAÑERO. VICENTE ATENCIO  Al Memorial del Detenido Desaparecido y Ejecutado político del Cementerio General, en donde se efectuarán los funerales de Vicente Atencio Cortéz.
Vicente nació en el puerto de Valparaíso, lugar del cual su familia debe emigrar obligada por la persecución y despido del padre por ser dirigente sindical de la fábrica Costa donde trabajaba. Como muchos de su clase en esos años, Vicente viaja al norte en búsqueda de trabajo. Fue pirquinero, luego obrero del salitre en la Oficina de María Elena y finalmente obrero de la construcción. Allí se inició en la vida político-social formando parte de la dirección de la Central Única de la zona. El año 1956 se integra al Partido Comunista de Chile. En esa época no era impedimento ser obrero ni menos dirigente sindical para postular al Parlamento, y su Partido lo destaca en cargos de representación popular, siendo electo en 1963, regidor por Arica. Vicente se levantaba muy temprano y salía desde la casa en la que compartía con su compañera e hijos, ubicada en una población cuyo origen había sido una toma de terrenos, en la cual el también participa, y se dirigía primero a su trabajo a la construcción, para luego volver a su casa, bañarse y vestirse con el único terno que tenía, para ir a cumplir con sus labores en la Municipalidad. En 1968 es electo alcalde por la ciudad de Arica y en el año 1969 diputado por la provincia. En 1973 es reelecto por el mismo cargo y  se encontraba ejerciéndolo cuando ocurre el golpe militar. Vicente estaba en Santiago y rápidamente se integra a las tareas de resistencia a la dictadura y de reorganización del partido. Entre 1973 y 1976 se salva varias veces de ser detenido y como muchos de sus compañeros y compañeras, permanece clandestinamente en el país, haciendo frente  la política de exterminio de la dictadura. Luego de desatada la cacería dirigida especialmente a los comunistas, el año 1976, es detenido y hecho desaparecer el 11 de Agosto de ese año.
Su historia de persistencia y enfrentamiento con el fascismo criollo no termina ahí, pues a pesar de las campañas por borrar vestigios de los asesinatos cometidos por los organismos represores, los restos de Vicente junto a Eduardo Canteros, aparecen y son encontrados en  un campo de tiro del Ejército en Peldehue, el 21 de Marzo de 1990, justo 11 días después que el dictador abandonara La Moneda y asume Patricio Aylwin.
Este no es el primer funeral del compañero Atencio. Así como su vida ha estado  llena de vicisitudes,  su trayecto final también. Sus restos que ya se encontraban en el memorial, debieron ser exhumados para ser analizados y reidentificados  en un laboratorio en Bosnia, especializado en temas de reconocimiento de víctimas por violaciones de DDHH. Las equivocaciones del patio 29 obligaron a la familia a exigir esta diligencia. De los tres compañeros que partieron en viaje a esas tierras, sólo dos regresaron con la certeza de ser ellos mismos. Lamentablemente, el tercer compañero, no era el profesor comunista de la universidad Católica, Alejandro Avalos Davidson, como inicialmente y por muchos años se aseguró. Está pendiente esa reidentificación, así como el encuentro de toda la verdad y toda la justicia para los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos del régimen de Pinochet.
La vida de Vicente está ligada a la lucha política del país en todas sus expresiones. Así como fue Alcalde y luego un diputado que discutió leyes en el parlamento, cuando fue necesario, su consecuencia de comunista lo hizo enfrentar a la dictadura como un militante desde donde se requirió, de acuerdo al contexto político que existía. Vicente no temió ni menos despreció ninguna forma de lucha que le permitiera cumplir con el objetivo de lograr una buena vida para los suyos y para sus compatriotas. En el cumplimiento de ese anhelo es que fue asesinado y este domingo 11, le rendimos homenaje a él como representante de un destacamento de hombres y mujeres, que han persistido en el intento por cambiar el mundo y transformarlo en una sociedad mas justa para todos.

"LA ACELERACIÓN DE LA HISTORIA"

“Yo no sé qué es el destino”, exclama Andrómaca. “Yo te lo voy a decir”, le
responde Casandra: “El destino es la forma acelerada del tiempo”.
Estamos en la escena primera del primer acto de “La guerra de Troya no
tendrá lugar” (o “No habrá guerra de Troya”. En el original francés, “La
guerre de Troie n`aura pas lieu”), de Jean Giraudoux.
Andrómaca es la mujer de Héctor, el Héroe troyano; Casandra, hermana de
Héctor, ha sido dotada por los dioses del don de la profecía.
Y estamos en el año 1935, en París, cuando los vientos de guerra discurrían
por los campos y plazas de Europa, como presagios de lo que sería la
Segunda Guerra Mundial.
¿Por qué esta cita, en apariencia al menos, pretenciosa o pedante?
Porque estamos acostumbrados a que se nos agobie con “certezas” tales
como el fin de las ideologías, el triunfo definitivo del mercado (“su”
mercado), la bancarrota de los ideales colectivos, etc. y etc. Y he aquí que
algo nos recuerda que la historia puede acelerarse. Que el tiempo no es
estricta y fatalmente lineal y puede a veces comportarse a saltos.
Es claro, el tiempo puede “acelerarse”, como en el decir de la pitonisa, como
fatalidad: la Guerra de Troya sí tuvo lugar. Pero también puede acelerarse en
el otro sentido; es decir, haciendo girar en una dirección progresista -humana
e inclusiva- la rueda de la historia.
¿Y quién podría constituirse en el agente que hiciera ese prodigio de avanzar
hacia un futuro mejor, enfrentando a quienes habían elevado sus intereses
mezquinos hasta los altares de las verdades absolutas?
Respuesta: tal vez sólo dos contingentes sociales: los trabajadores y los
jóvenes. ¿Y por qué, privilegiada o exclusivamente, sólo ellos?
Y es que, no lo olvidemos, ambos “contingentes” comparten las ventajas que
emanan del carácter de “lo nuevo”.
Vieja era la ya burguesía cuando asume la totalidad de los poderes, pues
antes de arribar a la condición de clase “para sí”, es decir en tanto sector
social provisto de un programa totalizador, ya había sido “clase en sí”; vale
decir, diferente de aquellas que conformaban el edificio feudal o semifeudal
en el que los privilegios eran heredados y con ello la condición humana
misma. Y en medio de una fuerte ofensiva ideológica –no lo olvidemos- con
elementos tan atractivos como sus traicionados ideales de “libertad, igualdad
y fraternidad”, se elevó a una condición dominadora de sus sociedades y,
muy luego, del mundo.
La clase más joven de la historia fue y sigue siéndolo, la de los trabajadores.
Es su difícil y muchas veces trágico tránsito de su “en sí” a su “para sí”, lo
que constituye el fondo mismo, el sentido también luminoso de la historia
humana.
Y en cuanto a los jóvenes, ¿qué más que su misma condición de tales habría
que invocar para encomendarles la tarea de hacer avanzar en un sentido
positivo la rueda de la historia? ¿O en otras palabras, para que se asuman
como agentes del destino, esa “forma acelerada del tiempo”?
Venimos, en este país en estado todavía “primario”, de presenciar un esbozo
de lo que pueden ser cambios sustanciales. Y es que dos figuras jóvenes han
obtenido los apoyos que se requerían para convertirlos en exponentes de lo
que es esperable se desarrolle como una avanzada que comience a alterar
en un sentido democrático y participativo los datos de la política chilena, al
menos al nivel de las representaciones parlamentarias.
Karol Cariola y Cristián Cuevas no son ni debieran ser los únicos. Lejos de
ello, es esperable que muchos de quienes han sido sus compañeros, aunque
estuvieran ubicados en posiciones a veces enfrentadas, cosechen también el
apoyo ciudadano que les entregue las viejas antorchas. Viejas antorchas, en
manos jóvenes.
Así, pues, ¡paso a lo nuevo! Ancho espacio a los trabajadores y a sus
exponentes sindicales y políticos, ancho paso a la juventud. Así se cumplirá
una “aceleración del tiempo” que confine en el pasado las injusticias y borre,
con ello, los estigmas de la indiferencia, la intolerancia y toda suerte de
discriminación.
 
FUENTE :EDITORIAL DE "EL SIGLO"