CHILE

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domingo, 16 de junio de 2013

CUANDO LA DERECHA SE PREOCUPA

Ya no vale la pena, a estas alturas de nuestra historia reciente, insistir en el estrecho maridaje de la derecha chilena, apoyada ciertamente por sus congéneres y mandantes “globales”, y la dictadura criminal de Pinochet.
Lo que está hoy en el orden del día es la creciente inquietud de esa derecha extrema, empresarial y lacaya de los grandes intereses transnacionales, ante los avances de la crítica ciudadana.
Leemos en la página Editorial del “decano” de la prensa nacional (viernes 7 de junio), bajo el título de ¿Adónde va esa “nueva mayoría”?, una extensa retahíla de inquietudes provocadas, todas ellas, por la presencia del Partido Comunista en el debate nacional ad portas de una elección presidencial que encuentra a la derecha política más debilitada que nunca. Y es que sus huestes, divididas entre las candidaturas de RN y la UDI, lucen una tal carencia de argumentos y propuestas minímamente consistentes que no les queda otra apelación que… el viejo terror. Si no se lo cree, revísense las últimas declaraciones del ministro de Hacienda de Piñera y sus anuncios catastróficos.
Todo lo que suene a movimiento, alarma y moviliza las furias reaccionarias. Pero, como advertía el viejo Galileo, “y sin embargo se mueve…”.
Veamos algunas de las preocupaciones del virtuoso decano: “El planteamiento comunista en materia laboral es directamente retrógado” (ellos, en la derecha, conocen muy bien aquello de “retrógado”). ¿Y de qué se tata en este acápite?: de que el PC “pretende sindicalización automática” (lo que opera, eso sin advertencias ni alarmas, cuando de las agrupaciones patronales se trata); “huelga sin reemplazos” (es decir y en buen castellano, “huelga”); “negociación colectiva por rama” (lo que no provoca arcadas cuando los que negocian colectivamente son los grandes consorcios industriales –farmacéuticos, por ejemplo, o grandes tiendas, o cámaras de la construcción y otros similares en el campo empresarial).
Para tranquilizar al órgano periodístico del gran empresariado, en lo que a su acendrado reflejo anticomunista respecta, bien se le podría garantizar que tales “pretensiones” son demandas compartidas no sólo por el Partido Comunista, sino banderas de lucha del movimiento sindical organizado y, más allá de ellos, del conjunto de los trabajadores privados de ese derecho –a organizarse como clase- precisamente por la legislación impuesta por la dictadura mercurial que imperó en Chile desde el 11 de septiembre de 1973.
Le inquieta a la derecha, expresada en el editorial de marras, el que una AFP estatal, “capaz de rebajar las comisiones al mínimo, puede arruinar a sus competidores…”. Está claro en nombre de quién piensa y habla el “decano”.
Se inquieta el exponente del gran empresariado por una eventual reforma tributaria que podría incrementar la carga tributaria que “soportan” las (grandes) empresas privadas. Pregunta para la casa: ¿y el 19% de IVA que sin chistar aportamos cada 24 horas los millones de chilenos para compensar la sequía fiscal que producen elusión, evasión y otros delitos tributarios del gran empresariado?
Acusa El Mercurio al Partido Comunista de querer “demoler piedra a piedra el edificio económico y social que nos ha regido por más de 30 años”. Y allí sí que tiene sobrada razón. Y otra pregunta “para la casa”: ¿Y por qué habría de tener el estatuto de sagrado e inamovible un “edificio económico y social” construido a golpes de bayonetas, asesinados, desaparecidos, torturados, exilados, exonerados y perseguidos de múltiples formas?
Reconoce el órgano empresarial: “El PC puede ser objeto de muchas críticas, pero tiene la virtud de no disimular sus objetivos estratégicos y ser capaz de perseguirlos con admirable perseverancia”.
Muchas gracias, señor decano. Efectivamente, no están en este lado el disimulo ni la hipocresía. Más bien, en este capítulo, péguenle una miradita al espejo. Nos vemos pronto.

FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"