CHILE

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viernes, 28 de septiembre de 2012

MI CANTO ES UNA CADENA SIN COMIENZO NI FINAL



De origen campesino nacio el   28 de septiembre 1932 , hijo de un inquilino y una cantora popular, Víctor Jara se transformó con su muerte el 16 de septiembre de 1973, en un referente de la música chilena y en un testimonio vivo de la creación artística popular.

Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia. Su juventud estuvo marcada por sus estudios de contabilidad, su ingreso al Seminario de la Orden de los Redentores de San Bernardo y su cumplimiento del servicio militar obligatorio. Se incorporó en 1953 al coro de la universidad de chile, momento en que inició formalmente su incursión en la música que ya había sido motivada por la labor de interpretación y recopilación folclórica de su madre, Amanda Martínez.

Sin embargo, su primera opción académica fue el teatro . Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada. Fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.

Paralelamente, su labor en la música popular la construyó desde su participación en el grupo Cuncumén, con el que trabajó entre 1957 y 1962. Su creación musical tendió al rescate de la tradicion popular y la reivindicación social de las clases desposeídas del país. En este marco, fue director artístico del conjunto Quilapayún (entre 1966 y 1969), colaboró con el conjunto Inti Illimani y fue número estable de la reconocida Peña de los Parra.

Tuvo una fructífera carrera como solista y compositor. Su discografia es una de las más ricas e interesantes de su tiempo. En 1969 obtuvo el triunfo en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su composición "plegaria a un labrador", que interpretó acompañado del conjunto Quilapayún. Se transformó, así, en uno de los principales símbolos de este movimiento musical.

Desde 1970 asumió un fuerte compromiso politico  (militante activo de las jjcc) participando activamente en la campañas electorales de la unidad popular y en el gobierno de salvador allende . En 1971 ingresó al cuerpo de artistas estables de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. El 11 de septiembre de 1973 acudió a cumplir sus labores a dicha universidad, donde fue tomado prisionero por tropas del Ejército de Chile, siendo brutalmente torturado y asesinado en el Estadio Chile. Hoy, ese estadio lleva su nombre.

PLEGARIA A UN LABRADOR


Levántate y mira la montaña

de donde viene el viento, el sol y el agua.
Tú que manejas el curso de los ríos,
tú que sembraste el vuelo de tu alma.

Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.

Líbranos de aquel que nos domina
en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia
e igualdad.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.
Hágase por fin tu voluntad
aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor
al combatir.
Sopla como el viento la flor
de la quebrada.
Limpia como el fuego
el cañón de mi fusil.

Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano.
Juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

VICTOR JARA -PATRICIO CASTILLO (1969)

 FUENTE :WP-MCH
 

LITIO: UNA RADIOGRAFIA DE LA DERECHA DURA

De manera al menos desvergonzada, el gobierno de la derecha ha infligido un nuevo daño a esa misma patria que celebraron durante estas interminables “fiestas patrias”. Enarbolando chichas en cacho, “terremotos” y pies de cueca en medio de las caballerías del ejército “jamás vencido”, los gobernantes avivaban el coro de los estruendosos “¡Viva, Chile!” de ramadas y escenarios públicos.
Por dentro, se preparaba un esquinazo de signo totalmente diferente: la entrega del litio, una riqueza básica protegida por leyes de signo soberano, a la voracidad empresarial.
Y comenzaron a salir de las sombras algunos de los pro hombres de la dictadura: un yerno de Pinochet, favorecido en su momento con la entrega, en un hecho delictual característico de la dictadura, de riquezas que integraban el patrimonio nacional. Un ex ministro del mismo Pinochet, y candidato presidencial que tuvo como “generalísimo” al actual presidente de la república.
Y, de paso y como para no desmentir que los “conflictos de interés” entre familiares y asociados son inevitables y de diaria  ocurrencia en este gobierno de “los excelentes”, la presencia entre los negociadores y favorecidos de nada menos que un hermano del ministro del ramo –en este caso, Minería- que no halló nada mejor que absolverse de toda sospecha declarando que había sido “prescindente” en las negociaciones. Lo que cabe sostener es que si efectivamente lo hubiera sido, habría  abandonado su cargo, pues se trataba de un asunto del más alto interés nacional y lo menos que se puede esperar de un titular de cartera ministerial es que se haga cargo de lo esencial de sus funciones.
Ahora estamos en la etapa “comunicacional”: que el litio no es un mineral “estratégico”, que nuestra incidencia en el mercado mundial es menor de lo que se ha sostenido, que la ley dice “así” pero el gobierno puede “asá”. Y que Chile debe “venderse” bien en la feria de subastas planetarias, como lo ha sostenido de forma poco feliz el presidenciable Longueira.
Se ha procedido pinochescamente, entregando parte importante de nuestras riquezas básicas. En términos estrictos, se ha metido la mano en el bolsillo a 17 millones de chilenas y chilenos, los mismos entre los cuales se cuentan aquellos a quienes se les negara hace poco un salario mínimo decente.
Es claro también que, para no pecar de inexactos y faltos de rigor, hay que reconocer que la derecha pura y dura que hoy gobierna nuestro país no estaba esperando a un Pinochet para desplegar sus habilidades especulativas. Faltos de patria, sin otro norte que… los dólares con que los recompensan desde el Norte, Pinochet no fue más que su criatura, tal vez incluso un poco más siniestra que como algunos la hubieran querido, pero muy eficaz a la hora de cautelar sus intereses y facilitar sus latrocinios.
Y por eso, hoy es el litio, como ayer fue el cobre y lo fueron todas las empresas de servicio público y todo lugar en donde se sospeche el brillo del oro.
Hipócritas, desvergonzados, deshonestos, frescos… Es la vieja y dura y pura derecha. La misma que aspira a mantener sus poderes locales, copar una vez más el parlamento a favor de la martingala binominal y, por qué no, instalarse por otros 4 años en La Moneda para seguir haciendo su juego de ruleta y cabaret.
Para evitarlo, no es ciertamente la repetición de fórmulas gastadas lo que se impone desde las mayorías nacionales, sino una espléndida campaña de conciencias movilizadas tras un “proyecto” nacional de desarrollo con soberanía.

FUENTE :EDITORIAL DE  " EL SIGLO"