CHILE

CHILE

miércoles, 14 de octubre de 2015

SON RESPUESTAS A LAS DEMANDAS SOCIALES

Las reformas contenidas en el programa de gobierno de la Nueva Mayoría no son fruto del azar, la improvisación, el antojo de algún sector político, sino consecuencia de necesidades y demandas sociales.
Son décadas en que los trabajadores exigen la recuperación de derechos arrebatados durante la dictadura y laborar en condiciones decentes y dignas; los estudiantes llevan años movilizándose por una educación gratuita, pública y de calidad; los pueblos originarios reclaman respeto a su cultura y sus tierras; el pueblo quiere que termine la tremenda desigualdad en la redistribución de ingresos; las mujeres llevan decenas de años movilizadas por el derecho a decidir y participar con equidad; los pensionados reclaman jubilaciones justas que les permitan vivir con dignidad; la población reclamó por más de 20 años que terminara el sistema electoral binominal y existiera uno más proporcional.
Es una mezcla de necesidades legítimas de la población y de demandas de amplios sectores sociales.
Un tema de fondo es la desigualdad existente en el país, con una tremenda concentración de la riqueza y una extendida precariedad en los ingresos de la mayoría de los asalariados.
Por ello, lejos de constituir elementos de desajuste o desorden, las reformas que están en desarrollo apuntan, sencillamente, a que el país avance en mayor equidad, en justicia social, en promoción de derechos laborales, en acceso más parejo a las oportunidades, en ampliación de la democracia y consagración de derechos ciudadanos.
En eso es esencial contar con una nueva Constitución que garantice esos derechos y defina un Estado y un funcionamiento de la economía donde la prioridad sean los derechos sociales y humanos. Una nueva Carta Fundamental que tenga origen en un proceso constituyente amplio, participativo y extendido, que pueda dar cuenta de lo que piensa y aspira el conjunto de la sociedad.
En ello es y será fundamental establecer que los recursos naturales y estratégicos deban estar o vuelvan a estar en manos de todas y todos los chilenos, para su explotación racional y en beneficio del pueblo.
Hay nuevas realidades, como la de los pequeños y medianos empresarios, de diversidad sexual, de defensa del medio ambiente, junto a la promoción del deporte y la cultura, que también están en el centro de demandas sociales y a las cuales hay que responder con premura y efectividad. 
El desarrollo de un país no radica sólo en la labor de gobiernos o parlamentos, de expertos o las élites, sino esencialmente en la movilización y la demanda social, en las necesidades y exigencias de las mayorías sociales y sobre todo del pueblo trabajador.
Es, en efecto, “la calle” demandante y movilizada, como expresión sintética de las aspiraciones de la sociedad civil, la que define un trazado a las respuestas que deben venir para que la población sienta y constate que se consagran sus derechos para tener una calidad de vida adecuada, con oportunidades y reales posibilidades de desarrollarse.
Por ahí surgieron y por ahí se materializan las reformas que están en curso.
César Bunster. Director Ical
fuente : el siglo