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miércoles, 30 de abril de 2014

EDUCA-TV. 1º DE MAYO: SU ORIGEN

" TODOS LOS DÍAS SON 1º DE MAYO "

Cada día del año, bajo el sol o la lluvia, en el mar o en la superficie y las honduras de la tierra, los trabajadores mueven al mundo.

Bien podría decirse que sin los trabajadores no saldría el sol ni habría atardeceres o noches. Y ello, porque todo cuanto hace habitable nuestro planeta es tributario de su esfuerzo.

Desde “el pan nuestro de cada día” hasta el más sofisticado modo de esparcimiento o diversión, pasando por las artes y las letras, el cine y las competencias y espectáculos deportivos, todo lleva el sello del esfuerzo inteligente de quienes componen el ejército de los trabajadores del mundo.

Desde quienes visten los uniformes del buzo hasta los que surcan los aires, desde quienes siembran y cosechan los frutos de los campos, aquellos que visten el overol o el uniforme del transportista y del mecánico, la corbata del docente, el blanco delantal de los que atienden la salud de sus semejantes, todos, sin excepción, trabajan para que las carreteras y los puertos, las escuelas y hospitales, las oficinas y centros comerciales de nuestras aldeas y ciudades sean habitables. Sean dignas del hombre y la mujer de cada tiempo, así del niño como del anciano y la infinita variedad que nos caracteriza como la “especie dominante” del planeta.

Y, sin embargo, la inmensa mayoría de quienes conforman el vasto destacamento que vende su fuerza de trabajo, físico e intelectual, no son considerados en su exacta importancia a la hora de los repartos de su propio quehacer productivo.

Ellos, sí, son los imprescindibles. Y por eso decimos que cada día del año es de ellos: les pertenece porque lo hacen posible. Con su esfuerzo de creación y recreación hacen avanzar el tiempo, traspasan las estaciones del año, son el combustible que hace caminar el reloj de la historia.

Los trabajadores son la gran reserva de la humanidad. Todo con ellos, nada sin ellos.

Y sin embargo, su lucha permanente se enfrenta con la rigidez de instituciones y hábitos que tienden a desvalorizarlos.

Se les niega su derecho a auto representarse, se desconoce la legitimidad y representatividad de sus organizaciones y sindicatos. Y llegado el caso de “extrema necesidad”, se les combate con extremo rigor y se les reprime y, aun, masacra.

El ignorar sus peculiaridades y la unidad que en ellos se viste de diversidad, es una forma privilegiada de negarlos. Como si no fueran un destacamento pensante, capaz por ello de formular su propio programa y elegir los caminos de lo que en su tiempo Recabarren llamara su “redención”. Es la diaria y astuta forma en que se manifiesta la lucha de clases cuando ésta es ejercida desde los centros de poder de los grandes monopolios, de las oligarquías financieras y del imperialismo abrumador.

Y por eso es natural que los trabajadores respondan con sus herramientas de combate. Y la más efectiva de éstas, es la conciencia, el “para sí” de aquellos a quienes se convocó “Trabajadores de todas las naciones, uníos”.

De entre todos los días del año, sus días, los trabajadores del mundo han privilegiado uno: el 1º de Mayo. A ello los invita su propia historia por el simbolismo de una fecha que expresa trágicamente “el color” de las relaciones entre el capital y el trabajo: el rojo de la sangre, pues nadie puede olvidar el extenso prontuario de las matanzas que las clases dominantes, sin excepción alguna, exhiben en todas las naciones de la tierra.

Así, pues, una y mil veces más:

¡Vivan los trabajadores!

¡Viva el 1º de Mayo!

FUENTE : EDITORIAL DE " EL SIGLOI "