CHILE

CHILE

jueves, 7 de febrero de 2013

"AGUA QUE NO HAS DE BEBER"


Motivo de inspiración para artistas de las más variadas disciplinas, el agua como “tema” forma parte del más selecto repertorio tanto en la poesía como en la novela, la música en sus diversas expresiones, la plástica, la danza…
“Agua que no has de beber, déjala correr”, reza un antiguo refrán. Y si en verdad a lo que allí se alude es a la conveniencia de no mezclarse en problemas o asuntos en los que no se podría influir ni, mucho menos, decidir, no estaría demás volver al refrancillo por cuanto cada vez se acerca más la posibilidad de que se haga dura realidad aquello de “que no has de beber”.
El agua -“líquido elemento”, “oro azul”- ha acompañado al hombre desde sus primeros pasos en la Tierra. Pero no sólo por el espectáculo majestuoso de sus mares, ríos y lagos, o el más íntimo de sus fuentes, esteros y arroyuelos, sino por el contundente dato de que sin ella la vida misma no sería ya no sólo posible sino, lo que es mucho más, concebible.
De muchas cosas puede prescindir la humanidad, pero entre ellas no está el agua.
Podrán extinguirse las fuentes de energía – y hacia allá vamos- algunos metales duros, automóviles y sus correspondientes carreteras, pero sin agua y sin aire simplemente no viviríamos.
Pareciera la lucha por el agua un motivo de activismo para cierta gente un tanto ociosa que, bajo el rótulo de “ambientalistas”, se ocupara de ella casi a título estético.
Y, sin embargo, la cosa es mucho más seria y mucho más respetables y dignos de ser escuchados y seguidos de lo que a algunos podría parecerle, esos defensores del medioambiente.
En verdad, el “tema” del agua ha ocupado más de una conferencia internacional, foros, estudios especializados. Pero aun no se toma conciencia de su gravedad y de su urgencia. Y es que en ciertas materias, y ésta es una de ellas, los poderosos intereses que controlan los grandes medios informativos se las ingenian para acallar y deformar; o, en el mejor de los casos, para recluir ciertos asuntos en la esfera de las cuestiones “teóricas”, objetos de estudios y seminarios altamente especializados, algo así como en la esfera de la ciencia ficción o alguna suerte de futurología.
Todo esto, es claro, hasta que a la gente le cae la dura realidad sobre la cabeza, o bajo los pies, y sufre tanto de inundaciones como de racionamientos, o más duramente aun de cortes más o menos prolongados de suministro. Como nos ha ocurrido a los chilenos, particularmente a los santiaguinos, en estas semanas. Sin olvidar el drama de poblados enteros que a lo largo del país, como está documentado en las páginas de esta edición, sufren de sequías y de insalubridad. Y la culpa no es del H2O.
Es evidente que si sobreviene la gran catástrofe, resultaría absurdo y hasta ridículo decir que la responsabilidad del desastre la tuvo “el binominal”. Sin embargo, tampoco sería muy “racional” y coherente dejar la discusión simplemente en el terreno de los datos “duros” de la ciencia y estadística, porque en última instancia las decisiones que pudieran paliar los daños y evitar los colapsos las adoptan grupos humanos, instituciones, que ostentan grados de poder y pueden, por lo tanto, influir y decidir.
Dicho en otras palabras, la lucha es, también y aun esencialmente, política.
Como corolario, ¿qué tal si en lugar del “agua que no has de beber” decimos, cantamos y gritamos “agua que has de defender”?
FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario