CHILE

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jueves, 12 de diciembre de 2013

DERECHOS HUMANOS EN CHILE : NO AL TRABAJO ESCLAVO .





La migración es parte de los procesos que vive el mundo del trabajo, los que no son nuevos y se relacionan con el derecho a la movilidad humana y a la búsqueda de mejorar las condiciones de vida. El capitalismo desde muy temprano obligó a grandes masas de trabajadores a desplazarse, primero del campo a la ciudad, luego a otros países. Este desplazamiento siempre es doloroso, por el abandono a la comunidad y a los lazos afectivos que se dejan, más aún cuando la situación de los inmigrantes siempre es vista con sospecha en la sociedad en que intentan integrarse.

De vez en cuando los medios de comunicación nos informan de grupos de trabajadores inmigrantes que son sorprendidos trabajando en nuestro país en condiciones de esclavitud o trabajo forzoso. Es lo que sucedió hace algunos días con los 60 trabajadores bolivianos que se desempeñaban haciendo ladrillos en la zona de Pudahuel o con los trabajadores paraguayos traídos por Francisco Javier Errázuriz para desempeñarse como trabajadores agrícolas de temporada, a esto le sumamos los trabajadores chinos trabajando en minería.“El trabajo forzoso abarca a trabajadores en los hornos de fabricación de ladrillos que están atrapados en un círculo vicioso de deudas, a niños víctimas de la trata con fines de mendicidad forzosa y a trabajadores domésticos que son engañados sobre sus condiciones de trabajo. Las empresas privadas son las responsables del 90% de esas graves violaciones, que se dan en todo el mundo. América Latina y el Caribe es la tercera región con mayor número de casos.”(OIT). Ese es el carácter que asume el capitalismo en su fase de barbarie.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT: 2013) estima que 21 millones de personas son víctimas del trabajo forzoso en el mundo. Se calcula que entre el 40 y el 50 por ciento del total de trabajadores forzosos son menores de edad.

De esta forma, hablamos de Trabajo forzoso aplicado a los inmigrantes.

Donde el número de trabajadores inmigrantes en Chile aumenta progresivamente, especialmente de mujeres provenientes de países andinos. De esta forma el país se ha convertido en un país receptor de personas.

Hasta el minuto los trabajadores pelean entre ellos, unos tratando de asegurar su trabajo y los otros tratando de integrarse. Debemos tender a la “libre circulación y radicación de los trabajadores en el espacio comunitario con igualdad de derechos y sin discriminación en razón a la nacionalidad”. Es decir, no discriminar por país de origen, raza, religión o sexo. Lo que implica el ejercicio de todos los derechos garantizados para todas las personas y no el abuso laboral.

El modelo capitalista en su fase de acumulación flexible, trata a los trabajadores como ventaja comparativa, como un mero factor productivo, entonces es parte de la tarea luchar por los derechos humanos fundamentales de todos los hombres y mujeres que trabajan. Unirse para avanzar en trabajo dotado de sentido.

Por
Katia Molina, socióloga Área Laboral ( ical)

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