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miércoles, 22 de enero de 2014

BIOGRAFIA DE CARLOS MARX


Pensador socialista y activista revolucionario de origen alemán (Tréveris, Prusia occidental, 5-5-1818 - Londres, 14-3-1883).

Nacido en el seno de una familia hebrea, su madre era de origen holandés y descendiente de rabinos, mientras que su padre, Hirschel, también de ascendencia judía, ejercía la abogacía en Treveris, su ciudad natal. Su padre es además consejero de justicia, recibiendo fuertes presiones políticas que le obligaron a abrazar el protestantismo para poder mantener el cargo en la administración de Renania. La conversión, real o simulada, le llevó incluso a cristianizar su nombre, que a partir de ahora pasará a ser el de Heinrich (convertido al luteranismo). Es deseo del padre dar a su hijo una completa formación humanística, con especial incidencia en la filosofía. Ello es posible gracias a los altos ingresos obtenidos en virtud de su cargo. El joven Marx estudia en el colegio de su ciudad natal, logrando graduarse a los diecisiete años de manera brillante, salvo un único lunar: la asignatura de religión.

Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en Filosofía por esta última en 1841. En la Universidad de Bonn estudia Derecho, por inclinación paterna, si bien sus verdaderos intereses le llevan a ahondar en materias como la Filosofía, la Historia o la Economía.

Desde esa época, el pensamiento de Marx quedaría asentado sobre la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el idealismo de éste por una concepción materialista, según la cual las fuerzas económicas constituyen la infraestructura que determina en última instancia los fenómenos «superestructurales» del orden social, político y cultural.

Pasa gran cantidad de horas en su cuarto leyendo, lo que no le impide conocer a Jenny von Westphalen, su amor de juventud (cuyo padre inició a Marx en el interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y por los primeros pensadores socialistas. Convertido en un demócrata radical, Marx trabajó algún tiempo como profesor y periodista; pero sus ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e instalarse en París (1843). Hija de una familia noble amiga de la familia, el noviazgo no fue aceptado por ninguno de los padres, lo que convierte la relación en básicamente epistolar. Desde Berlín y Viena, en cuyas universidades el joven Marx estudia, envía y recibe cartas de amor a Jenny, con quien podrá al fin casarse siete años más tarde. Entretanto, Marx ha acabado su tesis en 1841, tres años después del fallecimiento de su padre. Junto con sus estudios escribe artículos de análisis de la realidad social, colaborando en el "Rheinische Zeitung", publicación de la que pronto llegará a ser redactor jefe. Funda también el "Deutsch-französische Jahrbücher", revista franco-alemana de la que será director. La regularidad de sus ingresos le anima, como se dijo, a casarse con Jenny, con la que ha mantenido una relación de siete años. Muertos los padres de ambos, ya nada impide cumplimentar el matrimonio, lo que harán en 1843. La publicación de la nueva revista les lleva a París, manifestando Marx su ambición por desarrollar un producto europeo. Sin embargo, pronto las cosas comienzan a ir mal. La revista no pasa del primer número y las necesidades económicas le obligan a solicitar préstamos. Recurre a sus amigos en Colonia, gracias a cuya aportación podrá el matrimonio mantener a su recién nacida hija Jenny.

En París Marx conoce y traba amistad con Friedrich Engels, personaje que será de vital importancia en su vida. Las coincidencias entre ambos no serán sólo ideológicas, sino que el origen burgués de Engels, hijo de un rico industrial de Manchester, permitirá Marx recibir ayuda económica de su amigo en los momentos de mayor apuro.

Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a los que calificó de «utópicos», si bien tomó de ellos muchos elementos de su pensamiento (de autores como Saint-Simon, Owen o Fourier); tales pensadores se habían limitado a imaginar cómo podría ser la sociedad perfecta del futuro y a esperar que su implantación resultara del convencimiento general y del ejemplo de unas pocas comunidades modélicas.

Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un «socialismo científico», basado en la crítica sistemática del orden establecido y el descubrimiento de las leyes objetivas que conducirían a su superación; la fuerza de la Revolución (y no el convencimiento pacífico ni las reformas graduales) serían la forma de acabar con la civilización burguesa.

En 1848, a petición de la Liga revolucionaria clandestina formada por emigrantes alemanes, Marx y Engels plasmaron tales ideas en el Manifiesto Comunista, un panfleto de retórica incendiaria situado en el contexto de las revoluciones europeas de 1848.

Así, renuncia a su nacionalidad prusiana y se declara apatrida y revolucionario. Las rebeliones ocurridas en Francia y el peso político de los artículos publicados en 1848, asustan al monarca belga, Leopoldo, quien ordena a la policía controlar las calles, reprimir cualquier manifestación y detener a los extranjeros sospechosos. La detención y maltrato de Marx no tarda en producirse, así como la de su mujer. Algo más tarde es expulsado junto con su familia, lo que le obliga a trasladarse a Colonia.

Establecido en Bruselas, ingresa en la Liga de los Comunistas. Es entonces cuando se manifiesta su renuncia a las raíces, adoptando para sí la internacionalización que propone la Liga.

En su nueva residencia organiza un periódico diario, el "Neue Rheinische Zeitung". Con treinta años ya es un personaje destacado del mundo revolucionario. En el plano familiar, su prole ha aumentado con el nacimiento de sus hijos Laura y Edgar. Su nueva publicación alcanza un éxito inmediato, en el contexto de una época de fuerte sentimiento social y compromiso revolucionario.

En consecuencia, es prohibido por el gobierno renano, lo que, una vez más, provoca la ruina de Marx, quien deberá empeñarse para pagar las deudas. En busca de recursos la familia se traslada por Alemania y Francia, recalando finalmente en Londres. Su vivienda se halla en uno de los barrios más pobres de la ciudad y la familia Marx, que ha aumentado con el nacimiento de Franziska, se mantiene sólo de los escasos ingresos obtenidos por el padre gracias a la publicación de algunos artículos. La situación se agrava con la enfermedad de la madre, lo que obliga ala familia a vivir de la caridad y la solidaridad de los amigos.

Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina económica, que plasmó en El Capital; que elabora en las salas de lectura del Museo británico, un refugio ante los problemas que le acosan. de esa obra monumental sólo llegó a publicar el primer volumen (1867), mientras que los dos restantes los editaría después de su muerte su amigo Engels, poniendo en orden los manuscritos preparados por Marx.

Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el trabajo humano produce valor, Marx denunció la explotación patente en la extracción de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital. Criticó hasta el extremo la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema económico capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que ejercía la burguesía.

Sin embargo, su análisis aseguraba que el capitalismo tenía carácter histórico, como cualquier otro sistema, y no respondía a un orden natural inmutable como habían pretendido los clásicos: igual que había surgido de un proceso histórico por el que sustituyó al feudalismo, el capitalismo estaba abocado a hundirse por sus propias contradicciones internas, dejando paso al socialismo. La tendencia inevitable al descenso de las tasas de ganancia se iría reflejando en crisis periódicas de intensidad creciente hasta llegar al virtual derrumbamiento de la sociedad burguesa; para entonces, la lógica del sistema habría polarizado a la sociedad en dos clases contrapuestas por intereses irreconciliables, de tal modo que las masas proletarizadas, conscientes de su explotación, acabarían protagonizando la Revolución que daría paso al socialismo.

En otras obras suyas, Marx completó esta base económica de su razonamiento con otras reflexiones de carácter histórico y político: precisó la lógica de lucha de clases que, en su opinión, subyace en toda la historia de la humanidad y que hace que ésta avance a saltos dialécticos, resultado del choque revolucionario entre explotadores y explotados, como trasunto de la contradicción inevitable entre el desarrollo de las fuerzas productivas y el encorsetamiento al que las someten las relaciones sociales de producción.

También indicó Marx el sentido de la Revolución socialista que esperaba, como emancipación definitiva y global del hombre (al abolir la propiedad privada de los medios de producción, que era la causa de la alienación de los trabajadores), completando la emancipación meramente jurídica y política realizada por la Revolución burguesa (que identificaba con el modelo francés); sobre esa base, apuntaba hacia un futuro socialista entendido como realización plena de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, como fruto de una auténtica democracia; la «dictadura del proletariado» tendría un carácter meramente instrumental y transitorio, pues el objetivo no era el reforzamiento del poder estatal con la nacionalización de los medios de producción, sino el paso -tan pronto como fuera posible- a la fase comunista en la que, desaparecidas las contradicciones de clase, ya no sería necesario el poder coercitivo del Estado.

Marx fue, además, un incansable activista de la Revolución obrera. Tras su militancia en la diminuta Liga de los Comunistas (disuelta en 1852), se movió en los ambientes de los conspiradores revolucionarios exiliados, hasta que, en 1864, la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) le dio la oportunidad de impregnar al movimiento obrero mundial de sus ideas socialistas. Gran parte de sus energías las absorbió la lucha, en el seno de aquella primera Internacional, contra el moderado sindicalismo de los obreros británicos y contra las tendencias anarquistas continentales representadas por Proudhon y Bakunin. Marx triunfó e impuso su doctrina como línea oficial de la Internacional, si bien ésta acabaría por hundirse como efecto combinado de las divisiones internas y de la represión desatada por los gobiernos europeos a raíz de la revolución de la Comuna de París (1870).

Retirado desde entonces de la actividad política, Marx siguió ejerciendo su influencia a través de sus discípulos alemanes (como Bebel o Liebknecht); éstos crearon en 1875 el Partido Socialdemócrata Alemán, grupo dominante de la segunda Internacional que, bajo inspiración decididamente marxista, se fundó en 1889.

Gracias al encargo de varios artículos que le realiza el "New York Tribune", le permite a la familia un desahogo económico que sólo será temporal. De vuelta a la pobreza, la enfermedad castiga a la familia con la muerte de Franziska y la más absoluta de las penurias. Sólo los préstamos permiten al grupo, incrementado con la niña Eleanor, sobrevivir. En 1885 fallece el único hijo varón, Edgar, con nueve años. Hasta 1864 la situación no empieza a mejorar. Tras recibir aportaciones de Engels, convertido en propietario de la fábrica paterna, una herencia permitirá a la familia incrementar sus ingresos y cambiar de residencia. Un amigo, Wilhelm Wolf, nombra a Marx heredero de sus propiedades; agradecido, el filósofo le dedica el primer volumen de "El Capital". Éste no verá la luz hasta 1867, tras dieciocho años de trabajo y carencias. Sin embargo, en principio no causa el efecto transgresor que Marx esperaba, debiendo pasar mucho más tiempo para que la obra obtuviera reconocimiento. Además de preparar su publicación, Marx colaboró en la organización de la Primera Internacional, participando activamente en las discusiones. Tras la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la Internacional, Marx se retiró de la lucha política y se dedicó a la escritura de su pensamiento. El 2 de diciembre de 1881 fallece, tras tres años de dolorosa agonía, su esposa Jenny.

Muerto ya Marx, Engels asumió el liderazgo moral de aquel movimiento y la influencia ideológica de ambos siguió siendo determinante durante un siglo. Sin embargo, el empeño vital de Marx fue el de criticar el orden burgués y preparar su destrucción revolucionaria, evitando caer en las ensoñaciones idealistas de las que acusaba a los visionarios utópicos; por ello no dijo apenas nada sobre el modo en que debían organizarse el Estado y la economía socialistas una vez conquistado el poder, dando lugar a interpretaciones muy diversas entre sus seguidores.

FUENTE : CNE-PCCH

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