CHILE

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miércoles, 17 de septiembre de 2014

TERRORISMO : EL NUEVO MONTAJE DE LA DERECHA PINOCHETISTA.

Sin duda, los datos de la realidad son serios y preocupantes. No es un detalle el que comiencen a proliferar tanto las bombas reales como aquellas que son denunciadas con ánimos distractores y para mantener y exacerbar los temores y cuidados de la población.
Nadie quiere vivir en un medio enrarecido por la invasión de métodos que nada tienen que ver con la confrontación de proyectos económico-sociales cuyo escenario, la “cancha”, es por naturaleza el debate político. Y que mientras más inclusivo, mejor.
Sería de una ingenuidad extrema e incluso culposa, el que no nos detuviéramos a averiguar lo que se oculta tras estos últimos hechos.
Un breve recuento: gana las últimas elecciones una coalición que se presenta con un programa de transformaciones de una profundidad al menos innegable: la Nueva Mayoría, con sus reformas tributaria, educacional, política y laboral.
¿Habrá que advertir que ese programa afecta al centro mismo de las contra-reformas implantadas por la dictadura cívico militar que impuso el mandato recibido desde el centro político imperial y las altas cúspides del poder empresarial “criollo”?
Es cierto, legítimo e incluso natural, que tales reformas no conciten la unanimidad de las fuerzas del cambio que sostuvieron, trabajadores y jóvenes, el peso mayor de la resistencia a la dictadura y que fueron la barrera de contención para el restablecimiento de esa forma de gobernar, salvando el interregno piñerista ya superado por la historia.
Se le había extraviado el libreto, a la derecha. Incluso, se había conmocionado con algunas deserciones “al centro”. Debieron renunciar, al menos comunicacionalmente, a la omnipotencia de sus “coroneles”. Tienda propia levantaba su caudillo, el recién salido domiciliado en La Moneda. Y en esas condiciones, ¿qué hacer? Por cierto, estaba el recurso al “diálogo”, a la reedición de los viejos aunque no del todo superados “consensos”. Pero ello conllevaba el riesgo de aceptar al menos la pertinencia de “las reformas”. Y aunque con ganancias evidentes y nuevos bríos para atrincherarse en su minoría parlamentaria, política y social, algo les faltaba para recuperar el protagonismo, para volver a los grandes titulares, marcar las pautas, instalar el libreto –el “relato”, sentenció uno de sus líderes.
Y llegó “El Miedo”, bombas y bombitas mediante y mucha, mucha, primera plana de su prensa. Y mucho “republicanismo”. Sospechoso, al menos, el escenario que quieren reeditar, y para cuya instalación no serán los dineros los que les hagan falta. ¿Que las bombas y cualquier otro atentado a la seguridad pública es reprochable, perseguible y sancionable?: qué duda cabe.
Pero sí hay otras dudas. Ante cualquier crimen, el investigador serio se hace preguntas elementales. Una de ellas, ¿a quién aprovecha?
El objetivo primordial de estos atentados es desequilibrar… Es alterar la órbita política. Sacar del debate público las reformas en trámite.
“Terrorismo” es la gran palabra, obesamente reproducida por los mayores terroristas de nuestra historia.
Por eso, ¡Atención!, ¡Cuidado!, ¡Achtung!: la vieja derecha está operando. Ella es, en sí misma, una bomba de tiempo que acecha al pueblo, a la ciudadanía, a este Chile que en este septiembre se busca entre los escombros de una dictadura que aún no responde por sus culpas, latrocinios y crímenes de lesa humanidad.

FUENTE : EDITORIAL DE "EL SIGLO"

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