Diputado participó en marcha no autorizada en un país extranjero. En Chile, jamás ha participado en marcha por derechos humanos y verdad y justicia. Ni ha dicho nada del vínculo de su familia con el asesinato de 70 campesinos.
En realidad, el asunto es bien simple. Felipe Kast, diputado del grupo derechista Evópoli, se coordinó con el grupo disidente Damas de Blanco para armar una marcha en el barrio de Miramar, en La Habana, reclamar por derechos humanos y criticar al gobierno de Cuba.
El legislador chileno violó la ley cubana al ser parte de la organización de una actividad política no autorizada, hacerlo en un país extranjero, coordinarse con un grupo opositor local siendo él extranjero, e inmiscuirse en asuntos internos de Cuba. Para todo eso quiso aprovechar su condición de diputado.
Él sabía todo eso y por tanto sabía que lo detendrían. Y que contaría con la amplia difusión en la prensa chilena, respaldo de Renovación Nacional y la UDI, y la coordinación con “la bloguera” Yoani Sánchez.
Días antes, funcionarios del gobierno chileno y empresarios chilenos, llegaron a amplios acuerdos comerciales, migratorios, aduaneros y en salud con Cuba. En los medios chilenos casi nula cobertura. Pero el show de Kast ocupó titulares y destacados espacios. La línea editorial es clara. La derecha, con parte de la prensa, va a estar varios días hablando de este tema y criticando a Cuba.
Dentro de lo simple, surge la pregunta: ¿qué haría la derecha si viene un diputado cubano y coordina su participación en una marcha no autorizada, critica la situación de derechos humanos en Chile y condena las políticas internas? La respuesta es obvia.
¿Por qué el gobierno cubano tendría que aceptar que un diputado de Evópoli vaya al territorio isleño y se meta en la política interna de Cuba y sea parte de una manifestación en contra del gobierno?
Felipe Kast, por cierto, jamás ha participado en una marcha por los derechos humanos en Chile ni por exigir verdad y justicia frente a más de 3 mil de sus compatriotas ejecutados y detenidos desaparecidos.
No ha dicho nada, por lo demás, del involucramiento de su familia -la familia Kast- en los crímenes contra campesinos en Paine, amparados por la dictadura. El padre del diputado Kast aparece ligado a ese hecho represivo. ¿Por qué el diputado anda en Cuba reclamando por derechos humanos y no aclara nada más y nada menos que el involucramiento en asesinatos donde tendrían responsabilidad familiares directos?
Puede ser indignante -si resulta ser cierto- que Felipe Kast arme un show mediático porque le pusieron esposas y supuestamente lo golpearon -viajó tranquilo de vuelta a Chile- y no haya dicho nada por las torturas y asesinatos de 70 campesinos chilenos.
Mucho menos habla de las celebraciones de su familia por la asonada golpista de 1973.
A eso tampoco la prensa tradicional y conservadora chilena le da espacios.
Así que hay cosas que parecen más simples de lo que se quiere hacer ver.
fuente : el siglo
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