El Partido Comunista de Chile desde su fundación como Partido Obrero Socialista (POS), el 4 de junio de 1912, definió su carácter internacionalista, advirtiendoque la pugna por los cambios revolucionarios, democráticos y el socialismo, está determinada por coyunturas internas y por la correlación de clase a nivel internacional.
Luis Emilio Recabarren intuye esa situación y actúa en consecuencia. Es así que viaja a Europa en 1908 y recorre España, Francia, Suiza y Bélgica. Toma contacto con líderes del movimiento obrero europeo. Participa en una sesión de la II Internacional en Bruselas y posteriormente, en 1916, participa en la Conferencia de Partidos Socialistas de América Latina convocada por el POS en Santiago. Luego viaja a Argentina donde desarrolla una fructífera actividad internacionalista. En enero de 1918, en Buenos Aires, participa en la creación del Partido Socialista Argentino, siendo electo Secretario Político. Igualmente participa en la formación del Partido Socialista de Uruguay, razón por la cual los Partidos Comunistas de ambos países reconocen a Recabarren como uno de sus fundadores.
En noviembre de 1922, Recabarren viaja a Rusia, como representante de la Federación Obrera de Chile (Foch) y del reciente creado Partido Comunista de Chile. Participa como delegado al II Congreso de la Internacional Sindical Roja y al IV Congreso de la Internacional Comunista.
De regreso en Chile, publica en 1923 “La Rusia Obrera y Campesina”, donde expresa: “Fui a ver si la clase trabajadora tenía en sus manos efectivamente el poder político, con el cual garantice la conservación en sus manos del poder económico; fui a ver si la clase trabajadora tenía en sus manos la dirección del poder económico, con el cual irá construyendo su bienestar; fui a ver si la clase trabajadora había abolido ya definitivamente todo el estado de explotación capitalista y de tiranía; fui a ver si la expropiación de los explotadores estaba ya completamente consumada en Rusia”. Al final del libro nos advierte que “he vuelto de Rusia más convencido que antes que urge apresurar la Revolución social que ponga en manos del pueblo todos los poderes para la construcción de la sociedad comunista”. (Citado por Ronald Wilson profesor de Historia, Revista Araucaria de Chile- N° 35-1986)
El Partido Comunista de Chile nace como un partido internacionalista, tal como lo expresa el historiador Hernán Ramírez Necochea. “En razón de su ideología, el Partido Comunista mantiene y practica el principio del internacionalismo proletario. Por ello fue Sección Chilena de la Internacional Comunista y, por ello mismo, forma parte del movimiento comunista internacional. Tal hecho no entraña mengua alguna al carácter nacional del Partido”….”En efecto, este principio reposa en el reconocimiento de que los trabajadores del mundo tienen un destino común y están animados de propósitos fundamentales también comunes”. De ahí la inmortal consigna: “¡Proletarios del mundo, uníos!”. “El marxismo-leninismo es, por consiguiente, un producto de la cultura universal. Está teñido, hasta en su médula misma, del más profundo internacionalismo, del más acabado universalismo”. (Hernán Ramírez Necochea, ‘Origen y Formación del Partido Comunista de Chile’. Edición digital http://www.blest.eu/biblio/pc/index.html)
En este contexto, las relaciones Internacionales de los comunistas se han expresado a través de su historia en sus relaciones interpartidistas, de solidaridad y cooperación entre partidos con una identidad común, que se materializó en su inserción en el Komintern, y posteriormente en su cooperación y participación leal en el Movimiento Comunista Internacional, con todas sus vicisitudes, discrepancias y contradicciones, sin hipotecar su independencia y autonomía. En la conducta internacional del Partido Comunista sin duda que hay un hilo conductor, que es la lucha en contra del imperialismo, por la paz, la justicia y la solidaridad entre los pueblos.
Esa impronta internacionalista se expresa en el respaldo del Partido a procesos revolucionarios y progresistas del mundo, desde su apoyo a la Revolución Bolchevique, la lucha antifascista, la solidaridad con los Republicanos españoles, la adhesión a los movimientos de liberación nacional en África o el Medio Oriente. Se plasma en la solidaridad con Vietnam, con la Revolución Cubana, con Nicaragua, El Salvador, Guatemala, y con todo el movimiento anti imperialista, donde quiera que se dé.
Esta traza se puede seguir en el estudio de los documentos de los Congresos del Partido. Solo a modo de ejemplo, en el XIII Congreso de 1965, se expresaba que “la historia demuestra que la correlación de fuerzas internacionales se modifica día tras día y ello más y más en favor de los pueblos y no del imperialismo”. La misma argumentación se reafirma en el Informe al XIV Congreso del Partido en 1969, al expresar que “la situación internacional nos ha exigido una preocupación constante por los temas de la solidaridad con los pueblos que luchan contra el imperialismo y en favor de la unidad del movimiento comunista”.
Pero las Relaciones Internacionales de los comunistas chilenos, en este mundo globalizado e interdependiente del siglo XXI, exceden la solidaridad con partidos, movimientos o situaciones revolucionarias o progresistas, más aún teniendo responsabilidades de gobierno. Debe producir pensamiento, opinión y adoptar posición sobre los grandes temas de las “Relaciones Exteriores” que involucran al país, como la integración regional, el rol de la UNASUR, CELAC, MERCOSUR, y la Alianza del Pacífico TPP. A su vez, le corresponde manifestarse acerca del actual escenario internacional post guerra fría y post unipolarismo, aquilatar el proceder de EEUU, EUROPA, CHINA, RUSIA - BRICS, ASÍA PACÍFICO, ÁFRICA, MEDIO ORIENTE. Junto a temáticas que hacen parte de las relaciones internacionales como son los derechos humanos, la seguridad internacional, desarrollo sustentable, el agua, migraciones, cambio climático y otros.
Solo en la medida que el Partido Comunista vincule el internacionalismo proletario con una reflexión proactiva en política exterior, estará siendo leal a ese hilo conductor que ha sido el motor de su historia.
fuente : el siglo
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